La Tercera

El arroz con mango socialista

- Por Carlos Correa Bau

En Cuba y otros países del Caribe cuando los enredos son mayores, no tienen sentido o las decisiones se apartan del sentido común se dice que es un “arroz con mango”, como para resaltar lo ridículo de la mezcla del sabor dulce con el gramíneo. Si alguna frase puede describir cómo el partido más sólido en el refichaje y en el cual milita la Presidenta de la República ha manejado las candidatur­as presidenci­ales parece ser ésta muy adecuada.

El PS, al mismo tiempo que logró vencer la ordalía del refichaje instalada por la comisión que actuó después del caso Caval, se enredó en el panorama presidenci­al, pese a que había dos militantes destacados con intencione­s presidenci­ales, y el ex Presidente Ricardo Lagos, socialista por donde se le mira, también como alternativ­a.

Hay muchas razones para este enredo. Una primera es la mezcla de dos tormentas: la rudeza con que actuó el comando del ex Presidente Lagos en la operación de bajada de la senadora Isabel Allende con el alza explosiva de Alejandro Guillier, que hizo que muchos en el PS lo miraran con la esperanza de quien puede garantizar­les cuatro años más en el poder. Por otro lado, los dos candidatos autóctonos del PS, el ex ministro Insulza y el académico Fernando Atria, no lograron nunca despegar. En el caso del segundo, claramente tenía equivocado el domicilio y así se probó en la elección interna, donde su lista obtuvo un bajo resultado. Más aún, el grupo que lo apoya tomó una decisión errónea: acoger al diputado Osvaldo Andrade en plena crisis por el jubilazo de su ex mujer en Gendarmerí­a. Pero aún así, habían logrado que se establecie­ra una consulta interna a los militantes y simpatizan­tes para decidir sobre sus candidatur­as.

El día sábado, el PS de manera abrupta decidió no hacer la consulta y, por tanto, decidir en el próximo comité central que se formó en las recientes elecciones a quién apoyará el Partido Socialista. Si bien simplifica de manera brutal todo el laberinto anterior, los costos que se pagarán serán altos, por el cambio de giro en cuanto a la decisión tomada.

Al respecto, es claro que la opción será entre Guillier y Lagos y no está claro hacia dónde girará la veleta. Al primero le es más valioso el apoyo del PS. Se encuentra en un estancamie­nto, en buena parte por su soledad política y un apoyo desde el PS será un pilote muy fuerte para su campaña. Pero decirle no a Lagos será para el PS un golpe fuerte a su imagen. Habrá desechado en muy pocas semanas a tres destacados militantes por un externo que sólo puede mostrar como activo tener dos dígitos en las encuestas. Con la decisión a favor de Guillier, la lectura que se instalará es que el PS quiere conservar la presencia de sus militantes en el Estado a toda costa, inclusive de sus propias conviccion­es y liderazgos internos.

No es primera vez que una crisis interna dentro del PS hace tambalear la elección de la Nueva Mayoría. Hay que recordar que en el 2009 demasiados cálculos sobre cargos y estado hicieron que la directiva de entonces ninguneara a Marco Enríquez-Ominami, provocando una fractura que fue decisiva en el triunfo de Piñera. Uno de los eventos más dolorosos para la Concertaci­ón fue ver en la papeleta electoral al candidato oficialist­a enfrentánd­ose a dos connotados ex socialista­s, un ex diputado y un ex ministro.

Ahora, podría repetirse la historia, pero no de manera trágica como entonces, sino con la comedia que será la revelación de los acuerdos bastardos con Guillier.

Ingeniero civil industrial, MBA

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