Intereses ideológicos
NUESTRA SOCIEDAD se ha vuelto crecientemente inquisitiva, cuestiona a quienes tienen poder y, bombardeada de información, exige transparencia a todos los actores sociales. Un signo de nuestros tiempos es la lucha contra la opacidad que permite ejercer una influencia engañosa, usando en beneficio personal los espacios que son propios de la deliberación o de las decisiones de interés común.
Así los políticos y las autoridades del Estado deben declarar sus intereses; incluso las personas que participamos del debate público haciendo análisis debemos transparentar nuestro domicilio político o nuestros intereses. Estaría muy mal que yo usara este espacio para promover agendas particulares o que comentara la actuación de quienes ejercen funciones políticas ocultando que tengo una opción personal definida.
En esta tarea de aportar transparencia, la prensa y los periodistas ejercen un rol fundamental, porque al informar hacen posible el llamado control social del poder. Ello ha llevado a entender que entre el periodismo y la política, por ejemplo, hay una relación de coexistencia, pero de independencia. El que quiere ser periodista asume la opción de no ser, al mismo tiempo, político, así como el árbitro no puede ser también jugador.
Es verdad que las concepciones tradicionales han ido cambiando y ha surgido un estilo de periodismo “militante”, que tiene posición, que no solo informa o denuncia hechos, sino interpreta y acusa, convirtiendo a algunos periodistas en líderes de opinión, tanto o más influyentes que el parlamentario más connotado. Pero la línea se ha corrido a un punto que, en mi opinión, merece ser analizada en su legitimidad.
Es perfectamente probable que, en la próxima elección, dos de los tres candidatos más competitivos sean periodistas de connotada trayectoria anterior. El senador Guillier fue largos años rostro de un canal de TV y el periodista de mayor credibilidad del país. Beatriz Sánchez, ejercía el periodismo hasta hace unas pocas semanas, ¿es razonable que haya entrevistado al expresidente Lagos, de una manera particularmente ruda, para luego –casi inmediatamente- convertirse en candidata y competir contra él?
No me parece que esto supere el estándar de transparencia que se exige hoy a otras figuras públicas. No estoy sugiriendo que ellos no puedan ingresar a la política y ser candidatos, pero creo que el público tiene derecho a saber si un periodista tiene un compromiso ideológico tan fuerte y específico, como para llegar a competir por la presidencia de la República en representación de determinados partidos. Al menos debiera dejar transcurrir un tiempo entre una actividad y otra, porque lo que hizo la candidata del Frente Amplio es un tipo de puerta giratoria.
La antigua expresión que reza “quién custodia a los custodios” se aplica también al periodismo. De hecho muchos de ellos harían bien, cuando hablan de “los poderosos”, en comenzar a decir “nosotros los poderosos”, transparentando sus intereses ideológicos, porque actualmente ejercen una de las cuotas más importantes de poder y si la utilizan en beneficio de convicciones militantes, o agendas personales, tenemos derecho a saberlo.
El público tiene derecho a saber si un periodista tiene un compromiso ideológico tan fuerte, para competir por la presidencia.