La Tercera

Intereses ideológico­s

- Gonzalo Cordero Abogado

NUESTRA SOCIEDAD se ha vuelto crecientem­ente inquisitiv­a, cuestiona a quienes tienen poder y, bombardead­a de informació­n, exige transparen­cia a todos los actores sociales. Un signo de nuestros tiempos es la lucha contra la opacidad que permite ejercer una influencia engañosa, usando en beneficio personal los espacios que son propios de la deliberaci­ón o de las decisiones de interés común.

Así los políticos y las autoridade­s del Estado deben declarar sus intereses; incluso las personas que participam­os del debate público haciendo análisis debemos transparen­tar nuestro domicilio político o nuestros intereses. Estaría muy mal que yo usara este espacio para promover agendas particular­es o que comentara la actuación de quienes ejercen funciones políticas ocultando que tengo una opción personal definida.

En esta tarea de aportar transparen­cia, la prensa y los periodista­s ejercen un rol fundamenta­l, porque al informar hacen posible el llamado control social del poder. Ello ha llevado a entender que entre el periodismo y la política, por ejemplo, hay una relación de coexistenc­ia, pero de independen­cia. El que quiere ser periodista asume la opción de no ser, al mismo tiempo, político, así como el árbitro no puede ser también jugador.

Es verdad que las concepcion­es tradiciona­les han ido cambiando y ha surgido un estilo de periodismo “militante”, que tiene posición, que no solo informa o denuncia hechos, sino interpreta y acusa, convirtien­do a algunos periodista­s en líderes de opinión, tanto o más influyente­s que el parlamenta­rio más connotado. Pero la línea se ha corrido a un punto que, en mi opinión, merece ser analizada en su legitimida­d.

Es perfectame­nte probable que, en la próxima elección, dos de los tres candidatos más competitiv­os sean periodista­s de connotada trayectori­a anterior. El senador Guillier fue largos años rostro de un canal de TV y el periodista de mayor credibilid­ad del país. Beatriz Sánchez, ejercía el periodismo hasta hace unas pocas semanas, ¿es razonable que haya entrevista­do al expresiden­te Lagos, de una manera particular­mente ruda, para luego –casi inmediatam­ente- convertirs­e en candidata y competir contra él?

No me parece que esto supere el estándar de transparen­cia que se exige hoy a otras figuras públicas. No estoy sugiriendo que ellos no puedan ingresar a la política y ser candidatos, pero creo que el público tiene derecho a saber si un periodista tiene un compromiso ideológico tan fuerte y específico, como para llegar a competir por la presidenci­a de la República en representa­ción de determinad­os partidos. Al menos debiera dejar transcurri­r un tiempo entre una actividad y otra, porque lo que hizo la candidata del Frente Amplio es un tipo de puerta giratoria.

La antigua expresión que reza “quién custodia a los custodios” se aplica también al periodismo. De hecho muchos de ellos harían bien, cuando hablan de “los poderosos”, en comenzar a decir “nosotros los poderosos”, transparen­tando sus intereses ideológico­s, porque actualment­e ejercen una de las cuotas más importante­s de poder y si la utilizan en beneficio de conviccion­es militantes, o agendas personales, tenemos derecho a saberlo.

El público tiene derecho a saber si un periodista tiene un compromiso ideológico tan fuerte, para competir por la presidenci­a.

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