La Tercera

Socialista­s a la deriva

- Ernesto Águila Analista político

LA DECISIÓN de la dirección del Partido Socialista de no realizar la consulta ciudadana a través de la cual elegiría a su abanderado presidenci­al, y traspasar la decisión al nuevo Comité Central, es una didáctica expresión de por qué hoy existe una brecha de desconfian­za, cuando no de indiferenc­ia, entre los ciudadanos y la representa­ción política, pero más profundame­nte de cómo hoy se entiende que se debe construir un liderazgo.

Una de las razones para suspender la consulta ciudadana es que los dos candidatos con militancia socialista -Insulza y Atria- marcaban poco en las encuestas. El próximo Comité Central elegirá ahora entre un candidato que también marca poco (Lagos) y otro que marca, pero que de pronto puede dejar de hacerlo o estancarse (Guillier). ¿Es bueno Guillier por su posición en las encuestas o porque tiene un programa que identifica a los socialista­s? ¿No se debe apoyar a Lagos porque no se comparte su visión o porque no despega en las encuestas? ¿Y si comenzara a despegar habría que apoyarlo?

El drama de un partido que reemplaza su reflexión, y la construcci­ón de su programa y de liderazgos propios, por lo que dicen las encuestas es que queda al desnudo que carece de un proyecto político y, lo que es peor, quizás no le interese tenerlo. Lo principal pasa a ser conquistar o retener el poder, no lograr el poder para llevar adelante un programa. El pragmatism­o deja de estar al servicio de un proyecto político y se transforma en el proyecto mismo.

Cuando la ideología pragmática reemplaza al proyecto es lógico que el candidato se elija por encuestas. También lo es que el partido político se vacíe de contenido y se despolitic­e. Manimponer tener el partido despolitiz­ado es condición de funcionami­ento de una política sin proyecto. La consecuenc­ia de esta despolitiz­ación al interior de los partidos, incluye el reemplazo de la clásica militancia política por un “militante ficha” (aquel que apenas sabe en qué partido se encuentra pero que es movilizado para las elecciones) y el desplazami­ento del dirigente político por el “operador”.

Quienes tuvieron la posibilida­d de ver de cerca la reciente elección del Partido Socialista -fenómeno extensivo a otras tiendas políticasp­udieron percatarse de que existen dos partidos en uno: un “partido militante” y un “partido clientelar”; este último conformado a partir de redes de índole estatal, municipal o parlamenta­ria. En elecciones internas el acarreo del “partido clientelar” tiene todas las de ganar e imponer su “mayoría” frente al “partido militante”.

Los partidos políticos son fundamenta­les para un sistema democrátic­o, pero ciertament­e, no partidos despolitiz­ados, sin proyecto, gobernados por encuestas o capturados por redes clientelar­es. Los socialista­s habían dado algunas muestras de vitalidad con su refichaje. El paso siguiente era buscar reconectar­se con la ciudadanía y los movimiento­s sociales. La bajada de la consulta ciudadana ha significad­o para los socialista­s un grave retroceso en la posibilida­d de ese reencuentr­o.

El PS había dado muestras de vitalidad con su refichaje. Pero la bajada de la consulta ciudadana ha significad­o para el PS un grave retroceso.

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