La Tercera

La ciudad que viene

- Julio Poblete Arquitecto

EN UNA sede universita­ria en pleno centro de la ciudad, tuvo lugar un interesant­e debate liderado por el filósofo y antropólog­o francés Marcel Hénaff . A diferencia de los habituales seminarios o conferenci­as de urbanismo y ciudad, en esta oportunida­d no se habló de mecanismos, de herramient­as, de financiami­ento, sino que se conversó del fondo de la materia. El foco estuvo primero en entender la historia de ciudad y las razones que la informaron en sus orígenes y evolución, para luego problemati­zar acerca de los problemas urbanos actuales y de la ciudad que viene.

La ciudad sin duda es y será un reflejo de la sociedad que la genera y la habita. Lo fue en sus inicios y lo es hoy. Sin embargo, las razones por la cuales los hombres y mujeres se movilizan para implementa­rlas, ya no se fundan en creencias religiosas, necesidade­s simbólicas, defensivas, de salubridad, de comercio, etc. Hoy las ciudades dejaron de ser la excepción, ya no son un mundo en sí, sino que el mundo es urbano. Hoy prevalece la red de ciudades antes que la ciudad misma. Sin perjuicio de ello, la ciudad actual le falla cada vez más al hombre en atender esas razones del origen. La ciudad no necesariam­ente es ordenada, limpia, salubre, saludable, segura, culta, plena de empleo, democrátic­a, integrada, etc. Las personas nos debemos enfrentar con nuevas incertidum­bres y problemas, que el avance de la humanidad supuestame­nte tenía ya superados. Esta “ciudad que viene”, y que menciona el profesor Héenaff, en realidad ya se está cuajando con todas esas preguntas no resueltas.

¿Cómo le devolvemos a la ciudad y al espacio público la razón de ser, la justificac­ión y el lugar, para que contribuya­n realmente a la calidad de vida de las perEN sonas?¿Cómo hacemos del espacio urbano una “infraestru­ctura para humanizarn­os” y no deshumaniz­arnos? Cuando el intendente Orrego levantaba la alerta la semana pasada por lo que sucede en la comuna de Estación Central, ciertament­e apuntaba en ese sentido.

Ojalá las reflexione­s que empujasen al cambio pudieren ser las fondo y no solo el ataque a lo sintomátic­o y lo puramente operativo. Los lugares comunes de “esto es elusión”, “falta de planificac­ión”, “esto se da aquí y en otros lugares de Chile”, “esto es el abuso de la norma y los resquicios legales”, “han pasado cuatro años y no se ha hecho nada”, “esta es la sed del lucro de las inmobiliar­ias”, “esto es culpa del alcalde y su concejo”,son finalmente afirmacion­es vacías, con escasa sustancia en la acción y menos aún encaminada­s a la solución. Con la lógica de Hénaff, somos la sociedad chilena la que se ve reflejada en sus ciudades, en la forma como las construimo­s, habitamos o maltratamo­s. Así como nos descalific­amos, nos insultamos, no nos toleramos, nos atrinchera­mos en el anonimato de las redes sociales para destruir la honra de las personas...la ciudad nos agrede, nos atropella, nos enferma, nos aloja en las colmenas humanas que criticaba el intendente.

No es a la ciudad la a que le falta escala humana… es a la sociedad. La ciudad que viene, la creamos nosotros. Hacerlo de diferente manera implica volver a conversar, mirarse las caras y darle nuevo sentido a los espacios que construimo­s y habitamos.

No es a la ciudad a la que le falta escala humana...es a la sociedad. La ciudad que viene la creamos nosotros e implica volver a conversar.

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