PARA ENTENDER
En demografía se usa
Tasa Global de Fecundidad (TGF) para indicar la cantidad de hijos promedio que
tiene una mujer.
Una tasa de 2,1 indica que el tamaño de la población se mantiene: un hijo por ella, otro por el padre y el “,1” por la
mortalidad.
Si la TGF está bajo ese nivel de reemplazo, la próxima generación será de menor tamaño y, si es muy baja, la población decrece. ducción y crecimiento de los países, entre otros efectos”, alerta la investigadora de la U. de los Andes.
¿Hasta dónde puede bajar? “Esperaría que siga bajando lentamente en los próximos años, porque aún hay bastante espacio para que crezca la participación laboral femenina, que es un determinante importante de la TGF y porque idealmente deberíamos -en algún punto- reducir la tasa de fecundidad adolescente, que hasta ahora más bien contribuye a que la TGF no caiga más”, dice Salinas.
Revertir la situación
Los expertos dicen que una de las fórmulas que podrían revertir el fenómeno es la migración. “Los migrantes vienen de países con tasas de fecundidad más altas que las nuestras. En principio, deberían contribuir al aumento de nuestra fecundidad”, dice Salinas, y ejemplifica con Italia, donde la baja fecundidad se revirtió con la llegada de los migrantes africanos.
Verónica Cano comparte el análisis, pero advierte que algunos estudios muestran que ya la segunda generación migrante tiende a igualar las tasas de natalidad de la población nativa. Para revertir la situación, dice, se tienen que mejorar las condiciones en que los padres están teniendo sus hijos, “cambio cultural que, con voluntad de todos los sectores, podría tener buenos resultados”. Medidas para compatibilizar los tiempos dedicados a la familia y al trabajo (horarios flexibles, jornadas parciales o semipresenciales, teletrabajo) no deben precarizar las condiciones de trabajo. “Que esa mayor flexibilidad no implique menos sueldos, menos competitividad e imposibilidad para ascender”, insiste Cano.
A nivel de políticas públicas, Salinas menciona que Francia ha desarrollado muchas políticas orientadas a aumentar su TGF y “hoy están entre los países que no sólo lograron detenerla, sino revertirla”.
Explica que han aplicado medidas que incluyen beneficios tributarios para las familias con más hijos, subsidios a la vivienda y al transporte público, permisos posnatales prolongados, ayuda con las tareas del hogar para familias con hijos pequeños, además de salud y educación públicas. “Son políticas que reducen los costos de tener hijos y que hacen más atractivo tenerlos, pero hay que considerar que no es una sola política, no es sólo reducir la jornada laboral o sólo aumentar el posnatal, por lo tanto, el costo para el Estado es bastante alto”, señala la socióloga de la UC.b Ricardo Pommer, director del Programa de Reproducción de la Clínica Monteblanco, dice que un problema detrás de este fenómeno surge cuando la pareja o la mujer sí quiere tener hijos y comienzan a intentarlo recién a los 40, porque no todos tienen la posibilidad biológica de hacerlo o el acceso a terapias que ayuden a ese objetivo. Además, dice, a esa edad la posibilidad de tener dos o más hijos también se ve reducida, porque la ventana reproductiva es más corta. “La tasa de fecundidad cayó a 1,8, situándonos bajo el promedio mundial, que es 2,5”.
Libertad y Desarrollo.