El complejo escenario electoral en Francia A una semana de los comicios, el país europeo enfrenta las elecciones más disputadas y fragmentadas de su historia reciente, lo que adelanta un incierto escenario a futuro.
FRANCIA ENFRENTA el próximo domingo la que muchos consideran la elección más relevante de todas las que se llevan a cabo este año en Europa. Los comicios pondrán nuevamente a prueba el avance de los movimientos populistas en Europa, encarnados esta vez tanto por la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, como por el abanderado de la izquierda radical Jean Luc Mélenchon, quien ha venido creciendo las últimas semanas en las encuestas. El desenlace de los comicios tendrá evidentes consecuencias no solo para Francia sino para toda la Unión Europea (UE), considerando que el proyecto de unificación que ha marcado a ese continente durante los últimos 60 años, enfrenta uno de sus momentos más complejos tras la decisión de Reino Unido de retirarse y el difícil escenario económico que atraviesan varios de sus países miembros como Grecia, Italia y la propia Francia.
Los sondeos adelantan no solo una elección estrecha entre los principales candidatos, sino el escenario políticamente más fragmentado que ha vivido ese país desde la post guerra. Para la primera vuelta del próximo domingo, Le Pen y el candidato de centro izquierda y ex ministro de Economía de François Hollande, Emmanuel Macron, empatan con un 24% de las preferencias seguidos del abanderado de izquierda Jean Luc Mélenchon con 18,5% y el derechista François Fillon con un 18%. Un panorama abierto que hace difícil prever el desenlace. Una segunda vuelta entre Le Pen y Macron adelanta, según todas las encuestas, un claro triunfo por más de 15 puntos del ex militante socialista. Sin embargo, lo estrecho de las cifras no permite descartar un balotaje entre Le Pen y el izquierdista Mélenchon, cuyo resultado aparece hoy difícil de prever.
Al margen de lo anterior, lo único que es posible adelantar es que los partidos tradicionales, que han gobernado el país en los últimos 30 años, sufrirán posiblemente su derrota más severa e incluso el candidato del partido socialista, Benoit Hamon, podría quedar en quinto lugar, el peor resultado de un abanderado de esa colectividad en más de cuatro décadas. Un panorama que, además, adelanta para junio próximo, cuando se realicen las elecciones legislativas, un Parlamento fragmentado, que obligaría a llegar a acuerdos políticos para poder formar gobierno, como ya ha sucedido en los principales países europeos en el último tiempo y que, eventualmente, podría dejar al futuro presidente electo con un gobierno de otro signo político, reeditando la cohabitación que existió en Francia durante los años 90 y principios de la década pasada.
El hecho de que pese a que más del 70% de los franceses se opone a dejar la UE o retirarse del euro, dos de los candidatos con opciones de pasar a segunda vuelta –Le Pen y Mélenchon- son conocidos euroescépticos, revela el desordenado escenario político francés. Por ello, será clave el nivel de participación en los comicios. Es difícil, en todo caso, que de ganar Le Pen convoque efectivamente al referéndum para dejar la UE que ha prometido, porque ello requiere una reforma constitucional para la cual no tendrá los votos. Pero ello no obsta que el fragmentado escenario político que surja de los comicios termine generando un período de inestabilidad en Francia, que en nada contribuirá a enfrentar el complejo momento que vive Europa.