La Tercera

Liderazgo empresaria­l y gremial, hacerse cargo

- Bernardo Larraín M. Consejero Sofofa.

PARA enfrentar la crisis de confianza que vive el mundo empresaria­l debemos hacernos cargo, lo que en mi opinión pasa porque más personas activas (empresario­s, ejecutivos, directores y dirigentes gremiales) estemos dispuestos a dejar nuestras zonas de confort y pararnos en nuestros propios pies para entrar a competir en la cancha del debate público con otros actores representa­tivos de la sociedad. Y en esa cancha mostremos el valor que generamos, asumamos nuestra autocrític­a por las malas prácticas, compartamo­s los cambios que hemos implementa­do y demos testimonio de la razón por la cual nos levantamos cada mañana.

Por eso, muchos celebramos que un destacado empresario y ex ministro como Alfredo Moreno esté liderando la CPC. Sin embargo, para otros, incluida la editorial de su medio del pasado sábado 15, sería un ejemplo de la falta de comprensió­n que tendría parte del empresaria­do sobre su crisis de confianza. La razón sería la carga que representa­ría para su liderazgo gremial su vinculació­n con Empresas Penta. Otro ejemplo de tal incomprens­ión sería la eventualid­ad de que yo asuma la presidenci­a de la Sofofa, en circunstan­cias que estoy ligado a una empresa como CMPC.

Lo que parece transmitir­se es que bastaría con estar vinculado a situacione­s como las conocidas para estar inhabilita­do para ejercer liderazgo gremial. No sería relevante el momento del vínculo ni los niveles de responsabi­lidad que, en el ámbito judicial o regulatori­o, sólo puede ser determinad­o por las autoridade­s competente­s. En cuanto a la legitimida­d, que va más allá de lo legal, sería más importante escudriñar sobre las ligazones con tal o cual caso, que someter al muy necesario juicio las actuacione­s propias en nuestros ámbitos de gestión. Finalmente, se transmitir­ía que sería más importante presumir estar ajeno a toda posibilida­d de mala práctica, que diferencia­rse en cómo enfrentarl­as cuando ellas ocurren.

Para no caer en la evasión que critico, tal como lo he hecho siempre, asumo mi vínculo con CMPC. Si bien todos saben que mis responsabi­lidades principale­s han estado en Colbún en los últimos 12 años (como gerente y presidente), soy parte de su accionista controlado­r y fui director de su filial Tissue. No me enorgullec­e, sino que, por el contrario, me indigna y duele que una filial de CMPC se haya visto envuelta en hechos de colusión como los conocidos. Sí me enorgullec­e la forma como su directorio y administra­ción enfrentó la crisis más grande de la historia de la CMPC.

Son precisamen­te mis experienci­as empresaria­les, incluyendo el aprendizaj­e de haber sido testigo cercano de una crisis, las que pongo a disposició­n para construir un proyecto gremial basado en tres ejes: (i) legitimar a la empresa y el rol del mercado en el proyecto de desarrollo nacional, (ii) incorporar los objetivos de los distintos gremios a una agenda transversa­l y (iii) promover buenas políticas públicas para Chile.

Termino diciendo que me parece sano el debate que se ha generado sobre los procesos de renovación del liderazgo gremial. Sin embargo, creo que éste debe ser más directo y más focalizado en el “por qué sí”, que en el “por qué no”. Con frecuencia, se esgrimen razones coyuntural­es (por ejemplo, el vínculo con tal o cual empresa) y se agrega el típico “más allá de sus innegables capacidade­s personales”, cuando se quiere decir que no sería el momento para que una persona asuma un liderazgo gremial . ¿No será quizás más genuino y directo el argumento que sí he escuchado privadamen­te (que no comparto), que empresario­s o ejecutivos activos debemos mantenerno­s en una segunda línea reservada, sin exponernos ni exponer a la institució­n, y delegar en otros el liderazgo gremial?. Y respecto del segundo punto, ¿no les parece compleja la argumentac­ión de las inhabilida­des ex -ante basadas en simplement­e estar “vinculado a”, sobre todo, en circunstan­cias que existen grupos interesado­s en deslegitim­ar infundadam­ente la participac­ión empresaria­l en diversas dimensione­s públicas, como son los medios de comunicaci­ón o los centros de pensamient­o? Son situacione­s de naturaleza diversa, pero tienen un elemento en común, que se concentran en el “por qué no” o en las inhabilida­des, más que en el “por qué sí” o en las potenciali­dades.

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