María José Ferrada y un Chile que desapareció
► En su primera novela, la autora de libros para niños escribe una bella historia sobre vendedores viajeros.
En el catálogo de los productos Kramp es posible encontrar clavos, serruchos, martillos, picaportes y ojos mágicos para puertas. D inicia su carrera como vendedor viajero, llevando un maletín lleno de productos Kramp, el mismo día que el hombre llega a la Luna. Cuando ve que Neil Armstrong camina sobre la superficie lunar piensa con decisión que todo es posible. Así arranca —no con estas palabras— la primera novela de María José Ferrada (40), que cuenta la historia de ese vendedor viajero y de la relación con su hija, M, quien con solo siete años se sumará al ritual de visitar pueblos vendiendo artículos de ferretería.
En sólo 127 páginas, Ferrada construye una historia delicada, bellamente escrita, a partir de capítulos cortos en donde la voz narrativa es la de esa niña que recuerda todo lo que aprendió al lado de D: “El funcionamiento de los ecosistemas, la ley de causa y efecto, la relatividad, todo se puede entender mirando los cajones de una ferretería”.
Aunque pareciera un relato biográfico, María José Ferrada aclara que su novela se nutre solo en parte de la biografía familiar.
“Mi padre era y sigue siendo vendedor viajero, pero nunca vendió artículos de ferretería”, cuenta la autora. “Mi abuelo materno era un alemán que trabajó toda su vida como carpintero y a mí me gustaba mucho ir a su taller. Tenía muchas herramientas colgadas en su pared: alicates, martillos y serruchos de distintos tamaños. Desde pequeña sé lo que es una broca, una máquina para cepillar madera o un atornillador en cruz”, agrega.
Con una destacada y premiada trayectoria en el mundo de los libros para niños, entre sus obras se cuentan El lenguaje de las cosas (2011), Animalario (2012) y