La Tercera

Mala decisión

- Expresiden­te del Partido Socialista

EN NOVIEMBRE pasado Ricardo Lagos emplazó al Comité Central (CC) del PS que tomara la decisión de elegir, allí mismo, a su abanderado presidenci­al. El CC optó por respetar la resolución de su Congreso de enero 2016 de llevar a cabo una elección primaria abierta a la ciudadanía para elegir a su candidato, decisión reiterada en enero 2017. Una decisión correcta, de respeto a la democracia interna y al pueblo socialista. No obstante, el nuevo CC decidió pasar por encima de la resolución congresal y nominó recienteme­nte al senador Alejandro Guiller como su candidato presidenci­al. Lagos habría tenido más posibilida­des en una primaria abierta del PS que en el CC.

Esta decisión del CC es errónea y lamentable. No respetó al pueblo socialista y eligió a su candidato secretamen­te y sin dar razones políticas de fondo. No hablo desde el despecho, ya que hasta hoy, por diferentes razones, nunca tuve preferenci­a por alguna de las opciones de candidatur­as presidenci­ales existentes. No obstante, no imaginé, por lo absurdo, que después de pagar todos los costos por haber postergado la decisión de elegir a su candidato hasta abril para respetar la decisión profundame­nte democrátic­a del pasado Congreso, íbamos a terminar en un escenario tan desastroso como este para el futuro del PS.

Dada la carencia de propuestas que hasta hoy ha mostrado la candidatur­a del senador Guiller, la decisión del CC no deja de tener un tufillo oportunist­a, al dejarse guiar más por las encuestas –donde responde solo el 30% de la gente– que por los contenidos programáti­cos que se nos haya propuesto. Además, no se tuvo en cuenta las am- plias repercusio­nes políticas que, sin duda, tendría tal decisión. Desde luego, no habrá primarias de la NM, es decir, la NM deja de existir y a futuro solo habrá acuerdos para gobernar juntos entre quienes acepten el programa de quien gane la primera vuelta presidenci­al. Una era acabó. Pero de mala manera.

¿Y qué va a pasar con el PS después de este proceso tan incongruen­te? No tiendo a tener visiones catastrofi­stas. Pero cuando un partido no se respeta a sí mismo y a su historia y no promueve sus posiciones y liderazgos, no puede esperar el respeto y apoyo de la ciudadanía.

El PS va a declinar, indefectib­lemente. No desaparece­rá. Pero se irá desgastand­o y en unos años pasará a ser un partido del 5% o 6% del electorado. Entraremos en una fase irreversib­le de “insoportab­le levedad del ser”; dará lo mismo lo que hagamos o no hagamos, decidamos o no decidamos. Quizás eso termine siendo bueno para la izquierda chilena.

El vacío que irá dejando el PS irá abriendo espacio social a nuevas expresione­s de izquierda socialista, ojalá más robustas y coherentes que las que actualment­e impulsan diferentes movimiento­s liderados por las nuevas generacion­es.

Pero llevará no poco tiempo para que ellas logren desarrolla­r fuerza suficiente como para incidir en la historia política del país, como lo hizo el PS por tantas décadas.

Tras lo ocurrido en el PS al apoyar a Guillier, el partido va a declinar. Su vacío irá abriendo espacio a nuevas expresione­s de izquierda.

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