La Tercera

Eliminació­n del CAE

-

Señor director:

En la era de la posverdad, ciertos eslóganes son verdaderos simplement­e porque han sido repetidos hasta el cansancio. Es lo que ocurre con el Crédito con Aval del Estado (CAE), transformá­ndolo en símbolo de casi todos los males que supuestame­nte aquejan a la educación superior.

De poco sirve mostrar los cientos de miles de jóvenes que gracias a él han podido estudiar en diversas institucio­nes de educación superior. Poco agrega al debate si uno osa decir que las condicione­s actuales del CAE lo hacen prácticame­nte igual al Crédito del Fondo Solidario (sobre el cual nadie dice nada). Menos sentido tiene atreverse a comentar que las caracterís­ticas del crédito que reemplazar­ía al CAE serán prácticame­nte las mismas, según anuncia la ministra de Educación: bajo interés (es difícil pensar que sea inferior al 2%, tasa actual del CAE); contingent­e al ingreso (tope de 10%, idéntico al CAE) y pagadero en un máximo de 15 años (el CAE se paga a 10, 15 o 20 años). En resumen, se cambiará un crédito que, con todo lo imperfecto que pueda ser, funciona muy bien, por otro que terminará siendo muy parecido, pero con una sola diferencia: no será originado por los bancos. Ese es, en definitiva, el pecado original del CAE, lo cual carece de toda lógica. Pero en épocas en que hablar de alianza público-privada ya no tiene sentido, es mejor no plantear estos argumentos.

La eliminació­n del CAE viene a ser el corolario de un conjunto de políticas públicas que se ha buscado implementa­r sin tener en mente el beneficio de los jóvenes, sino únicamente el beneplácit­o de un grupo político menor, que se arroga la representa­tividad de los movimiento­s sociales. Por último, supone una cuota adicional de incertidum­bre para la educación privada, que en los últimos años ha vivido en aguas torrentosa­s gracias a los sistemátic­os frentes que se han abierto desde el propio gobierno, todo lo cual tendrá indudables efectos negativos en el sistema de educación superior como un todo.

Juan Eduardo Vargas Duhart coalición gobernante se ha comportado de manera errática: no ha existido un apoyo granítico a éste en el Congreso, provocando un clima de imprevisib­ilidad total. Sin duda este proyecto ha sido el reflejo más claro de los problemas de gobernabil­idad al interior de la Nueva Mayoría.

Unido a los cambios que ha tenido la política de gratuidad, esta gran reforma ha provocado una serie de incertidum­bres. Esta situación merma la proyección estratégic­a de las institucio­nes, afectando directamen­te a los estudiante­s, académicos y trabajador­es de la educación superior, como al país en su conjunto.

Daniel Burgos Bravo

Vicerrecto­r de Docencia de Pregrado Universida­d del Desarrollo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile