Tensión en Corea del Norte
HACE ALGUNOS días Corea del Norte lanzó un fallido misil desde la costa este. Según fuentes militares de Estados Unidos, se trató de un misil balístico intercontinental, que se suma a los de largo alcance con los que cuenta ese país. Si bien de momento no se cuenta con la total confirmación de que el régimen de Kim Jong-un haya llevado a cabo con éxito ninguna prueba de este tipo, cada paso – aun erróneo- permite la gradual mejora de su tecnología.
En ese sentido, este hecho plantea un evidente aumento de tensión en la zona, sobre todo debido a la postura beligerante que ha adoptado Corea del Norte tras el lanzamiento del fallido misil. De hecho, autoridades de ese país enfatizaron que si Estados Unidos “está planeando una ofensiva militar contra nosotros, reaccionaremos con un ataque nuclear preventivo a nuestro estilo”.
Esta situación -además de reflejar un nuevo desafío de Corea del Norte a la estabilidad internacional- evidencia que se está ante un régimen impredecible, lo que pone en riesgo la seguridad global.
Constituye un hecho grave que el régimen coreano se permita desafiar las sanciones que le impuso la ONU en 2009 para impedir que continuara adelante con su programa nuclear. En ese sentido, y a la luz de la actuación de Pyongyang, queda reflejado que este tipo de castigos no son suficientemente disuasivos.
Ante este escenario, eventuales pasos en falso pueden fácilmente derivar en una reacción violenta de parte de ese país. Por ello, es esperable que esta situación sea abordada con la mayor prudencia por parte de la comunidad internacional, buscando la participación activa de actores clave como China, principal aliado de Corea del Norte y pieza fundamental en la búsqueda de cualquier tipo de solución. El camino para evitar una escalada de imprevisibles consecuencias debe pasar por las gestiones diplomáticas y no por el uso de la fuerza.