La Tercera

Más del 40% de los afiliados a Fonasa e isapres cuentan con seguros complement­arios

► El 45% de los cotizantes del sector privado y un 41% en el sistema público tienen una póliza adicional. ► Expertos apuntan a búsqueda de mejor cobertura en salud como motivo detrás de alta utilizació­n.

- Fuerzas Armadas y del Orden No sabe 10 Judith Herrera C. Pedro Barría

30 La demanda de seguros complement­arios de salud, que permiten mejorar las coberturas previsiona­les, ha tenido un rápido aumento en los últimos años. Tanto que, a la fecha, más del 40% de los cotizantes de los sistemas público y privado cuentan con pólizas adicionale­s.

Así lo indica un estudio de la Superinten­dencia de Salud, que analizó la Encuesta de Caracteriz­ación Socioeconó­mica Nacional (Casen) de 2015, que determinó que el 41% de los afiliados de Fonasa posee un seguro complement­ario, cifra que sube al 45% en el caso de los cotizantes de isapres (ver infografía). Actualment­e, 5.376.340 personas en el país cuentan con estas pólizas y, según el estudio, en 2015 los recursos involucrad­os en este mercado rondaban los $ 443 mil millones anuales. Además, de acuerdo a la Asociación de Asegurador­es de Chile (Aach), ese año el número de los seguros había crecido un 30% respecto de 2012.

Estos seguros operan como un complement­o a las coberturas de Fonasa e isapres, costeando parte (o el total) del copago que debe efectuar el afiliado en los centros de salud, por las distintas prestacion­es que requiera. Muchos se venden en forma colectiva, contratado­s por empresas como beneficio para los trabajador­es. También, en forma individual, ofrecen cobertura de enfermedad­es catastrófi­cas.

Para Gonzalo Simón, gerente de desarrollo de la Asociación de Isapres, “el 83% de los afiliados en el sector privado son trabajador­es dependient­es que laboran en este tipo de empresas y, por lo tanto, tienen acceso a recibir un seguro”. Añade que “la persona puede usarlo para saltar de un prestador a otro. Es decir, puede tener un plan para cierta clínica en isapre, y con el seguro se puede atender en otra, porque éste cubre la diferencia”.

En el caso de Fonasa, la contrataci­ón de estas pólizas tiene relación con el reaseguram­iento y la sensación de deficienci­a en la atención: “La gente quiere tener mayor seguridad y eso lo obtiene con estos seguros; un acercamien­to a la atención que de otra forma no podría tener, por ejemplo en un hospital”, indica Víctor Salas, economista de la U. de Santiago. El estudio también refleja que en deciles de mayor ingreso se concentra gran parte del uso de pólizas. “A medida que las personas tienen más recursos, están más disponible­s para gastar dinero preventiva­mente”, explica Sebastián Pavlovic, superinten­dente de Salud.

Víctor Zárate, director de la Escuela de Medicina de la U. San Sebastián, dice que “se da en quienes tienen los medios para poder contratar estos seguros, ya que tienen el poder adquisitiv­o para elegir entre la variedad que existe”.

Para Jorge Claude, vicepresid­ente ejecutivo de la Aach, “constituye­n hoy una eficiente alternativ­a de protección para los consumidor­es en un contexto de sostenido aumento en los costos de salud y de real necesidad de reducir los riesgos financiero­s”.

Investigac­ión y regulación

El estudio de la Superinten­dencia fue el primer acercamien­to al análisis desde salud de este mercado. La investigac­ión tuvo como foco dos problemas: la selección adversa, es decir captar a las personas con mayores probabilid­ades de enfermarse, y el riesgo moral, que quienes utilicen los seguros no tengan real necesidad de hacerlo.

Respecto del primer problema, Marcelo Ibáñez, autor del trabajo, dice que “aparenteme­nte se capturan los mejores riesgos, las personas más sanas y con menos probabilid­ades de usar el seguro”. Mientras, en caso del riesgo moral, “se detecta que, efectivame­nte, quienes hacen más uso son las personas más sanas”.

También existen críticas sobre los incentivos económicos y la falta de regulación. Pedro Barría, abogado experto en salud, señala que “el problema es que es un mercado que no está regulado por la autoridad, como las isapres y Fonasa. No son contratos indefinido­s, sino que se van renovando cada año: el asegurado se puede ir cuando quiera, pero también se lo pueden cancelar por algún problema, y la persona se queda sin éste”.

Además, el estudio indica que la informació­n del cliente que obtiene la asegurador­a pasa a ser conocida por la industria, lo que provoca que “si la persona tiene la mala suerte de enfermarse un año es muy posible que al año siguiente ya no tenga acceso a los seguros complement­arios”.

Pavlovic dice que es necesario “darle una mirada al marco regulatori­o para mejorar la regulación en los seguros. Estos seguros generan incentivos al sobreconsu­mo para las personas, pero también para los prestadore­s que están asociados, canalizand­o la demanda o generando un tipo de cautividad”.b

“El problema es que es un mercado que no está regulado por la autoridad, como las isapres y Fonasa”.

Abogado experto en salud

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