Chile y la Nueva Ruta de la Seda
Señor director:
Durante noviembre pasado, y en el marco de la visita del Presidente de China, Xi Jinping, se acordó la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC) que rige desde 2006 entre ambos países. El objetivo es afianzas y diversificar el comercio en áreas que van adquiriendo relevancia: compras públicas, asuntos medioambientales, e-commerce y servicios son algunos aspectos que serán estudiados en las negociaciones que empezaron la pasada semana.
La iniciativa de renovar el acuerdo es oportuna; la “nueva normalidad” china impulsada por un fuerte consumo doméstico en lo interno, y por la Nueva Ruta de la Seda (one belt, one road) en lo externo, vuelven necesario un enfoque actualizado, acorde a las nuevas dinámicas.
Sin embargo, en lo externo falta mucho por avanzar. Nuestro país y la región se encuentran marginados de los grandes proyectos económicos internacionales, que están moviendo a las principales economías.
La Nueva Ruta de la Seda que está conectando Asia con Europa y Medio Oriente, es la alegoría de la antigua; hay que recordar que conectaba China por medio de Filipinas a México, gracias al dominio del Imperio Español. Hoy día no es México, sino Chile el país que, mediante el cable transoceánico, pretende conectar con China ambas regiones.
Es prioritario no quedarse estancados en discusiones relativas a quién paga los estudios de factibilidad; el cable mencionado puede