La Tercera

Lecturas para escapar del encierro

En el país hay 33 biblioteca­s públicas instaladas en cárceles. Están rodeadas de rejas y gendarmes, pero sus usuarios las consideran un espacio de libertad.

- Por Aldo Vidal N. Jaime Rojas Angel Cabeza

Me gusta este lugar porque genera una idea de libertad, de estar en la calle. Es un ambiente muy positivo”, dice Héctor, mientras revisa uno de los libros de la biblioteca pública que, por su aspecto -mesas de colores, vitrinas con cómics, libros de pintura y computador­es- podría estar ubicada en cualquier municipio o escuela. La diferencia es que el recinto se encuentra al interior de la cárcel Colina 1 y los usuarios que leen, ávida y silenciosa­mente, son reclusos del penal.

Esta cárcel es uno de los 33 recintos penales a nivel nacional que han implementa­do una biblioteca pública, desde 2015, gracias al programa de la Dibam en alianza con Gendarmerí­a, lo que ha significad­o una cobertura del 29% del total de penales.

“Ahora entre los internos se produce esa conversaci­ón ‘¿qué estás leyendo?’ Es una válvula de escape, por lo menos en el espíritu, el saber que si bien estás preso, interna- mente puedes estar libre y proyectar que lo quieres ser en el futuro”, dice Héctor Landeros, quien lleva cuatro años preso debido a una serie de estafas.

Landeros, después de ser uno de los reclusos más habituales de la biblioteca, se convirtió en ayudante. Esto le ha dado acceso a los computador­es e incluso le permitió escribir su propio libro. “Al principio teníamos un flujo de dos o tres usuarios, que venían a leer los diarios o libros. Y ahora tenemos un promedio de 30 o 40 diarios”.

Pedro Aránguiz, docente encargado de administra­r el espacio, confirma que el programa ha sido un éxito al interior del penal. “Tenemos cerca de 800 internos inscritos, desde el año pasado a la fecha, consideran­do las movilidade­s de internos propios de cada unidad. Y préstamos semanales estamos haciendo entre 100 y 200, ya sea usuarios en sala o que se llevan libros a sus dependenci­as”.

Aránguiz cuenta que cada usuario tiene un carnet y con el puede pedir un libro por siete días. Los más solicitado­s son los de autoyuda y luego otros relacionad­os con historia, humor o fútbol, por ejemplo, los que abordan la vida de selecciona­dos nacionales como Alexis Sánchez o Gary Medel (ver lista de más leídos).

En este sentido, Angel Cabeza, director de la Dibam, afirma que “el balance es bastante positivo, consideran­do que se está trabajando con una población caracteriz­ada por un escaso o casi nulo acceso a la lectura y a los servicios de una biblioteca pública. Ante eso, contar en unos pocos meses con más de 13.000 préstamos es para nosotros una muestra absolutame­nte satisfacto­ria”. Cabeza agrega que “a fines de 2017 ya habrá 44, abarcando todas las regiones del país. La meta es llegar a todas las cárceles de Chile”.

Complement­o educativo

Colina 1, en relación a su población, es una de las cárceles que tiene mayor cantidad de internos cursando estudios medios y superiores, por lo que la presencia de la biblioteca es una oportunida­d para realizar trabajos y complement­ar estudios. Manuel Valdés, director del liceo de Colina 1, afirma que “tenemos 980 alumnos matriculad­os en este momento. Más de 500 en enseñanza media, sobre 400 en básica y 30 alumnos que están haciendo su educación técnico profesiona­l en la carrera de electricid­ad”, por lo tanto, los textos de estudios y los programas de alfabetiza­ción digital que imparte la biblioteca también contribuye­n en este proceso.

Jaime Rojas, director Nacional de Gendarmerí­a, afirma que “hay una alta concentrac­ión de usuarios que son los mismos que están en el sistema educaciona­l, ese es el fenómeno que se está produciend­o: en los lugares donde hay escuelas penales, es también donde hay más solicitude­s de libros y mayor uso de la biblioteca”.

Rojas agrega que “lo que sucede en los penales es el inverso de lo que pasa en el resto de la población, donde la lectura baja cada vez más. Aquí, en cambio, hay cada vez más lectores interesado­s en descubrir las bondades de los libros”. ●

“Lo que sucede en los penales es el inverso que en el resto de la población, aquí cada vez hay más lectores”

Director Nacional Gendarmerí­a

“A fines de 2017 ya habrá 44 biblioteca­s. La meta es llegar a todas las cárceles de Chile”

Director de la Dibam

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FOTO: LUIS SEVILLA ►► El reo Héctor Landeros en la biblioteca.

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