El atentado era un ardid bursátil
► El presunto autor de las explosiones contra el bus del Dortmund ingresó ayer en prisión. ► El acusado pretendía enriquecerse haciendo caer por la bomba el precio de las acciones del club.
Como “un acto de repulsiva codicia”. Así daba en definir ayer, en conferencia de prensa, el Ministro del Interior alemán Thomas de Maiziére, el atentado perpetrado la semana pasada contra el autobús en el que viajaba el plantel del Borussia Dortmund para la disputa del partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Mónaco, en su propio estadio.
Y es que luego de diez largos días de pesquisas policiales encaminadas a esclarecer el móvil de la triple explosión que se saldó el pasado 11 de abril con dos heridos (el futbolista Marc Bartra y un policía que escoltaba en ese momento el vehículo del cuadro germano), el Tribunal Supremo alemán ordenó ayer el ingreso en prisión preventiva de Sergej W., un ciudadano de 28 años de origen ruso-germano, como presunto autor de los ataques.
El único sospechoso, que fue detenido en la madrugada del viernes en la localidad de Rottenburg am Neckar, situada en el estado federado de Baden-Wurtemberg, 40 kilómetros al sur de Stuttgart, y que compareció ante el juez que instruye el caso horas más tarde, se encuentra acusado de un delito de intento de asesinato y de detonación de material explosivo constituyente de lesiones graves. Como las que obligaron al defensor Marc Bartra a tener que ser intervenido de una fractura en la muñeca ocasionada por los cristales proyectados tras la detonación y que motivaron también el aplazamiento del encuentro.
Minutos después de que la detonación de los tres artefactos explosivos -dispuestos en un radio de 12 metros frente al hotel de concentración del Dortmund- desatasen el pánico en la ciudad, Sergej W. se sentó a la mesa del restaurante del Hotel L’Arrivée para degustar un suculento filete. Y es que según arrojaron las investigaciones llevadas a cabo por la Fiscalía, el presunto autor material del atentado se alojaba en el mismo hotel que el plantel germano.
Él mismo había realizado la reserva en una habitación con vistas al lugar del suceso para dos períodos diferentes; los comprendidos entre los días 9 y 13 de abril y 16 y 20 de abril; pues las fechas para el duelo no se habían definido todavía. Su intención, claro, era presenciar en vivo y en directo su propia y macabra obra.
Su espeluznante ardid había sido meticulosamente diseñado. El mismo día del ataque y siempre según el relato de la Fiscalía, Sergej W, electricista de profesión y trabajador de una central térmica, compró 15.000 derechos de venta de acciones a futuro del Borussia Dortmund (el único equipo alemán que cotiza en bolsa) con un crédito de 40.000 euros contraído una semana antes ; el mismo que terminó situándolo en la órbita de los investigadores.
El resto de la trama tan solo habría podido ser ideada por una mente enferma. El hipotético “éxito” del atentado -especulaba Sergej- provocaría un desplome inmediato del valor del club en el mercado y una revalorización inmediata de sus títulos de venta, tasados con un precio fijo establecido anteriormente y válido hasta el próximo 17 de junio. Una sofisticada operación de especulación finaciera que podría haber llegado a reportarle, calculan los expertos, unos 4 millones de euros.
“El hecho de ser el único equipo alemán que cotiza en bolsa nos ha hecho quizás ser un objetivo especial”, lamentaba, una vez conocida la noticia del arresto del presunto responsable, Hans-Joachim Watzke, director administrativo del Borussia Dortmund, antes de asegurar que el club se encuentra estudiando la posibilidad de limitar la compra-venta de sus acciones en un futuro próximo.b