La Tercera

Homenajes múltiples a Violeta

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estuviste. Gracias por eso’”.

Tras ello, Angel Parra padre viajó a su residencia en París para continuar con su tratamient­o, pero en febrero una bacteria hizo que su estado volviera a complicars­e. Ahí, sus dos hijos viajaron a Francia para cuidarlo y pasar un total de 12 días con él: fue el gran adiós, el período más prolongado que compartier­on antes de su muerte el pasado 11 de marzo.

“Mi padre, dentro de su fuero interno, estaba preparado para este desenlace. Nunca fue una persona materialis­ta, ni preocupada por la plata u otras cosas. Y creo que alguien que vive así está preparado para despegarse de su cuerpo. Pero además lo vi con una energía brutal, nos daba cancha, tiro y lado en cuanto a sus proyectos anuales. Entonces, me dejó con una sensación muy luminosa, muy de ‘hay que empezar a hacer cosas, hay que entregar y comunicar’”.

¿No hubo esa sensación de injusticia, de ‘por qué se va justo cuando tenía tantos planes’?

Fue algo que sin duda esperábamo­s de aquí a dos años, nos pilló muy encima, independie­nte que yo haya estado muy cerca de él, muy en paz y tranquila con todo lo que tuve que decirle. Igual nosotros esperábamo­s que mi papá viviera un tiempo más. Lo único que me quedó inconcluso con él es un concierto que vamos a dar en octubre en París, porque para él, tocar con sus dos hi-

Javiera Parra dice que, desde su punto de vista, todos los homenajes a su abuela son válidos. “Me encantan que existan jóvenes tributando su música, que todos quieran abordarla de alguna manera, que sea alguien popular y masivo”, acota. Por ese lado, sus propios proyectos también abarcan distintas direccione­s: además del disco en México con el Cuarteto Latinoamer­icano y de su sociedad artística con su hermano Angel -la que se desarrolla­rá tanto bajo una instrument­ación austera como en formato más eléctrico-, Parra tiene planeado presentars­e en Buenos Aires con una orquesta. Por su parte, el Museo Violeta Parra, uno de los epicentros de los festejos, desarrolla por estos días una serie de encuentros y talleres dirigidos a evocar su memoria. En lo musical, el tributo más reciente vino de Natalia Lafourcade, figura de la canción latina cuyo último single es una versión para Qué he sacado con quererte. jos, en los 100 años de Violeta, en su ciudad como era París, era cerrar el círculo. Lo sentí mucho, porque era algo de lo que le hablábamos en los últimos días para que estuviera contento y con el espíritu en alto. ¿Cómo vivió esos últimos minutos con él?

En un ambiente súper místico, de comunicaci­ón total hasta el último momento, de poder decirle todo lo que quería sin guardarme nada. Con una tranquilid­ad y una paz gigante. Le dije todo lo que lo amaba y no lo vi deteriorad­o ni pasándolo mal. De eso estoy agradecida. Lo vi lúcido, con su pañuelo morado, sentado en su casa. El, con su mujer, sus hijos y en el país que considerab­a tan propio como Chile.

¿Cuál es el legado que deja en usted?

Hay dos palabras básicas para mí: humildad y, por otro lado, generosida­d. Es loco para uno como hijo sentir que ese agradecimi­ento lo tiene también un montón de gente. Me siento súper pequeña. Uno no puede estar pensando en igualar ningún legado, pero tengo el corazón gigante de las palabras que le han transmitid­o a mi padre. Usted vivió una parte importante de su vida alejada geográfica­mente de su padre. ¿Eso generó un lazo más fuerte?

El exilio primero y después que se haya quedado a vivir en Francia nos obligó a tener la exigencia de mantenerno­s comunicado­s. No creo que todos los hijos hablen por Skype o por teléfono todos los días con sus papás y yo lo hice así en los últimos diez años. Hablábamos media hora, desde las cosas más nimias hasta las más profundas. Nos unía la música, pero también el sentido del humor. Hasta el final él tiraba tallas para cagarse de la risa, las enfermeras se morían de la risa con él. Nos queda un vacío muy grande en ese aspecto, porque, por todo lo que he dicho, creo que él era un ser humano en extinción.

En algunos pasajes de esta conversaci­ón, Parra se emociona al rememorar a su progenitor, pilar indiscutid­o de la Nueva Canción Chilena. Pero, a su vez, concluye que todo es parte de una sincronía ancestral, de una cadena de hechos que sólo se dio durante el último tiempo, otro reflejo de que le había llegado el minuto de enfrentar con serenidad todas las caras de su familia.

“Es bien especial que yo vuelva a los estudios justo cuando sucede todo esto. Es una sincronía tan fuerte de cosas, acontecimi­entos que tienen todo un sentido. Son los 100 años de un genio como Violeta, la muerte de un hijo, de un padre, nosotros como hermanos con Angel unidos en algo que nunca habíamos hecho juntos. Esto es la verdad, las cosas que pasan cuando las emociones son reales”.b

“Para que sucediera esto, tuvo que existir un camino recorrido. Es algo que compartimo­s con el Angelito ahora que somos personas adultas ”.

“Nos cantó cosas increíbles de la Violeta que se acordaba, cuecas rarísimas, muchos temas que nos cantó a mí y a mi hermano”.

“Fue algo que sin duda esperábamo­s de aquí a dos años, nos pilló muy encima. Esperábamo­s que viviera un tiempo más”.

“Lo único que me quedó inconcluso con él es un concierto que vamos a dar en octubre en París, porque era como cerrar el círculo”.

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FOTO: EVOLUCION PRODUCCION­ES ►► La artista en una de sus últimas imágenes promociona­les.

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