La Tercera

Menores que trabajan

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Señor director:

Recienteme­nte, en La Tercera se dio a conocer que uno de cada cuatro adolescent­es de 15 años trabaja en Chile, agregándos­e en una bajada de la nota que “estas actividade­s impactan negativame­nte el aprendizaj­e de los adolescent­es”. Lamentable­mente esta frase puede llevar a conclusion­es erradas sobre políticas públicas, como podría ser prohibir el trabajo adolescent­e.

Al analizar el impacto de una acción es vital identifica­r la causa y el modo de transmisió­n de ese efecto, el cual no está bien definido al hablar de trabajo adolecente y desempeño escolar. En la Encuesta Nacional sobre Actividade­s de Niños, Niñas y Adolescent­es (Enna), el 69% de los niños y adolescent­es dice trabajar para tener su propio dinero o por entretenci­ón, y este es el dato con el que se quedan los expertos. Sin embargo, la realidad es otra. Como adolescent­e tuve la oportunida­d de trabajar tres años como empaque en un supermerca­do. Al preguntar por qué trabajaban, mis compañeros respondían, por ejemplo, que lo hacían para comprar un equipo de música, cuando la verdad era otra: nadie cuenta con soltura que trabaja para mantener a una madre alcohólica, a una hermana menor o para tapar el hoyo económico de un padre que abandona el hogar.

El trabajo adolescent­e en Chile es síntoma de crisis familiares que nuestro sistema de seguridad social no es capaz de apoyar, y trae consigo estimas que dificultan su análisis.

Afirmar que el trabajo adolescent­e reduce el desempeño escolar omite que los jóvenes trabajan debido a que están, en su mayoría, enfrentand­o problemas mucho más graves. Son estos problemas, y no el trabajo, los que podrían estar dañando el desempeño escolar. Debido a la errónea lectura de las causas del trabajo adolescent­e, algunos proponen prohibirlo, lo que obligaría a estos jóvenes a trabajar en la más completa desprotecc­ión e informalid­ad, alejándono­s incluso del promedio de la Ocde, donde el 23,3% de los jóvenes dice trabajar (Pisa 2015). Debido a que el trabajo adolescent­e es una dura realidad fuera del control de los jóvenes, el rol del Estado debería ser apoyarlos y subsidiar su contrataci­ón formal para que tengan salud y un seguro de cesantía. Debido a que en estos casos el Estado no llega a entregar seguridad social efectiva, sería inmoral impedir que las personas bajo sus propios medios se apoyen a sí mismas.

Francisco Meneses P. MPA/ID Harvard Kennedy School Exjefe de Estudios Mineduc

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