Recuerdo del Holocausto
Señor director:
Hace años, para el Día del Recuerdo del Holocausto (o Yom HaShoá, en hebreo) una conocida me comentó: “¿Por qué ustedes los judíos siguen recordando esta fecha? ¿Por qué no dan vuelta la página y ya?” Seguramente lo dijo para simpatizar. Pero, en el fondo, implicaba una negación o minimización de la magnitud del peor genocidio de la humanidad. Desde entonces la frase resuena, ya que de algún modo refleja, por un lado, la necesidad muy humana de evitar el sufrimiento, sobre todo frente a eventos traumáticos, pero también una gran falacia: no hablemos ni recordemos porque así uno se olvida más rápido. Necesitamos recordar el Holocausto para pensar qué significó, qué aprendimos y qué “voces de alerta” debiéramos considerar frente a posibles insinuaciones que terminen en una nueva barbarie. Porque continuamos siendo testigos de la discriminación, los prejuicios, el odio, la homofobia, el fanatismo y el racismo. La cacería y muerte sistemática planeada y ejecutada por los nazis no solo afectó a seis millones de judíos, sino también a testigos de Jehová, gitanos, comunistas, homosexuales y discapacitados. Y sin los colaboradores y simpatizantes de Adolf Hitler no se podría haber llevado adelante estos crímenes. Claro que era más fácil adoptar la indiferencia y el silencio. Cada vecino, profesor o compañero de ese hombre, mujer o niño judío perseguido, deshumanizado, demonizado y luego deportado a guetos y a campos de exterminio, que presenció lo que sucedía y decidió ser espectador pasivo, fue cómplice de la falta de moral humana. En Chile también hubo de esos. Necesitamos educar a las futuras generaciones sobre lo que ocurrió en Europa, porque tenemos la responsabilidad de preservar la memoria, para que nunca más vuelva a ocurrir un genocidio como este. Y para que nunca más alguien diga “mejor demos vuelta la página”.
Dalia Pollak Ben-David Presidenta Fundación Museo Interactivo Judío de Chile