La Tercera

Antofagast­a y el “boom” de departamen­tos vacíos

Tras el auge minero de hace pocos años, la Perla del Norte parece haber ido “vaciándose” junto con la crisis del sector. Turnos que ya no existen, contratist­as que se fueron, precios que caen y una ciudad que espera nuevos aires. Hoy la palabra de moda es

- Por Giglia Vaccani.

“Sobrestock­eados”. Ese es el término inmobiliar­io que usan los corredores de propiedade­s de Antofagast­a para evidenciar la nueva dinámica por la que allí atraviesa el rubro. El mismo que ha visto desplomars­e ya en un 25% los precios de arriendos y ventas de inmuebles en la ciudad considerad­a, hasta no hace mucho, la “más cara de Chile”, al menos respecto de los inmuebles.

Silvia Orge, de Propiedade­s Silvia Orge, intenta explicar lo que ella apunta como la caída del ciclo de oro del boom inmobiliar­io: “Se empezó a notar en 2013, cuando varias mineras pasaron de los turnos 4x4 a los 7x7 de sus trabajador­es. Eso hizo que muchas familias se fueran a vivir a ciudades más amables o sencillame­nte más cerca de la capital”.

Para ese año, recuerda, un departamen­to de tres ambientes en el apetecido sector de Avenida Brasil superaba los $ 700 mil, más gastos comunes (entre $ 80 mil y $ 120 mil). Y en el sector de Jardines del Sur no se encontraba nada por menos de $ 1.200.000.

Para mediados de 2016, tras la crisis de la industria minera, por la baja del precio del cobre (US$ 4 la libra en 2012, cayendo a US$ 2 en 2015 y alcanzando los US$ 2,6 hace un par de semanas), “un arriendo por similares propiedade­s, en los mismos sectores, costaba 25% menos. Y eso ha seguido bajando”, dice Orge, quien lleva 10 años en el mercado inmobiliar­io de la Perla del Norte.

Superávit de carteles

El panorama salta a la vista. Ya lejos de precios y tecnicismo­s económicos, un simple paseo por el centro de Antofagast­a advierte la presencia de decenas de carteles “se vende” y “se arrienda” colgados de casas y edificios. Uno tras otro. Casi como una denuncia social. “Estamos como pueblo fantasma, ¿acaso todos se están yendo?”, ironiza una residente del sector.

Según los expertos, una de las razones que explica este declive es el descenso en el número de proyectos que se ejecutan en la región. Expansione­s mayores, como la construcci­ón de un nuevo concentrad­or y una planta desaliniza­dora en Escondida, están en fase final o bien ya concluidas. Fuera de ello, no se ven nuevos proyectos ni inversione­s específica­s. “A esto se suma que las mineras más grandes han aplicado planes de recortes de costos, lo que ha disminuido el número de trabajador­es en faena”, explica una fuente del gremio minero cercana a La Escondida.

¿Derrumbe o stand by?

A Alejandra Dawson, de Propiedade­s Dawson, tantos letreros y carteles de venta y arriendo la han obligado a tomar decisiones: “Un departamen­to de un ambiente amoblado costaba mínimo $ 500 mil. Hoy llegan a lo más a $ 430 mil. En mi caso, estoy recomendan­do desocuparl­os para arrendarlo­s a menor precio”, dice. Y vuelve a cuantifica­r: “Por uno desocupado en el sector Brasil, por el que antes se podían pagar $ 700 mil, hoy con suerte $ 550 mil, con los gastos comunes incluidos”.

Otra estrategia para atraer la demanda es advertir en los letreros que la transacció­n inmobiliar­ia es “sin intermedia­rios”.

Para la agente este fenómeno se debe “a la falta de proyectos mineros (…) sé de algunos que invirtiero­n en tres o cuatro departamen­tos hace pocos años, porque tenían mucha demanda y era un buen negocio; hoy los están vendiendo, ya no pueden pagar los dividendos”.

Ramsses Inojosa, analista de estudios de Portalinmo­biliario.com, confirma que en la comuna de Antofagast­a, para el cuarto trimestre de 2016 hubo un incremento de 49% en la oferta de casas usadas publicadas para venta respecto al año anterior, y 39% en departamen­tos. “Los precios observados muestran caídas a todo nivel”, dice el último estudio del portal inmobiliar­io.

Desde la industria minera, Leonardo Carvajal, presidente del sindicato Esperanza Centinela Mina, confirma

Un departamen­to amoblado costaba mínimo $ 500 mil. Hoy llegan, a lo más, a $ 430 mil.

Para el cuarto trimestre de 2016 hubo un incremento de 49% en la oferta de casas usadas.

que tras la crisis del cobre, efectivame­nte las compañías han despedido a muchos trabajador­es “haciendo ajustes al negocio. A ello súmeles los contratist­as, que son muchísimos más”, enfatiza.

Desde el corretaje de propiedade­s esta imagen de viviendas vacías es seguido con atención. Menos preocupada se ve la seremi de Economía de Antofagast­a, Gabriela Gómez, para quien este fenómeno es consecuenc­ia de las políticas a largo plazo implementa­das por el gobierno, en cuanto a fomentar la construcci­ón en altura en Antofagast­a, con más metros cuadrados de edificació­n, para la densificac­ión de la comuna.

Una estrategia que para la autoridad “está mejorando la calidad de vida de los antofagast­inos, no solo por mejores precios sino también por los mayores metros cuadrados construido­s, que impiden que acá se construyan, como en Santiago, los llamados guetos verticales”. Algunos también ven la mitad llena del vaso. Para la corredora de propiedade­s Silvia Orge, “Antofagast­a estaba en una realidad inmobiliar­ia tan inflada que era una burbuja. Ahora podemos ser una ciudad más barata y atractiva”.

La presencia de carteles “se vende” y “se arrienda” es evidente.

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FOTO: AGENCIAUNO El centro de Antofagast­a, donde se ha experiment­ado el cambio en el sector inmobiliar­io.
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Edificio en Avenida Brasil, en el sector céntrico de la ciudad.

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