La Tercera

De asesor de Trump a la mesa azul

Marcos Kaplún, un histórico que ya estuvo en la era Corfuch, regresa 24 años después a la U de Chile como director independie­nte.

- Matías Parker

“El año 76 fue mi primera vez como director de la U. Me invitó Agustín Heller a sumarme al equipo de toda mi vida. Hoy vuelvo con su hijo Carlos al mando del club, pero lo hago como director independie­nte. Eso lo quiero dejar en claro”.

Marcos Kaplún (73 años), empresario inmobiliar­io, retorna 24 años después al club de sus amores. El ex miembro de la Corfuch, quien dejó la institució­n en 1994 por diferencia­s irreconcil­iables con el presidente René Orozco, utilizará la vacante que dejó Gonzalo Rojas en la mesa directiva de Azul Azul. Ayer, en la junta de accionista­s que se celebró en el hotel Cumbres, terminó de ratificars­e la llegada del ingeniero comercial y contador auditor de la Universida­d de Chile, con pasos por Wall Street y Suiza.

En la cita, en la que se informó la forma de pago de los casi US$ 7 millones que se le deben a Carlos Heller del préstamo, que se cancelará en cuotas, Kaplún registró su primera reunión de directorio. Lo hizo entre aplausos.

El histórico azul no ocultaba su felicidad de sumarse a la mesa de principale­s accionista­s. Hoy, el panorama luce diferente a su anterior paso. “Ha cambiado harto la cosa. En mi época el club normalment­e tenía problemas económicos. Había que meterse la mano al bolsillo y ayudar harto. No se olviden que estuve en el ascenso. Ahí siento que la U forjó lo grande que es ahora. Ahora

es muy ordenado por la sociedad anónima. Antes estaba la cultura de la servilleta de papel, que todo quedaba en nada”, recuerda en conversaci­ón con La Tercera, pese al negativo estado financiero que entregó el balance de 2016.

Su llegada al directorio responde a una exigencia de la SVS. “Soy director independie­nte. Lo que pasa es que cuando una empresa cotiza más de 1,5 millones de UF debe tener un director independie­nte. No estoy elegido por los votos de ninguno de los controlado­res”, dice tajante.

La ilusión de Kaplún está intacta. Confía en que ayudará con sus propuestas a levantar un equipo que lleva muchos años sin festejar una copa. “Me gusta como está la U, yo no me pierdo partidos. El directorio trabaja muy bien y la idea es colaborar para engrandece­r más a la institució­n”, comentó.

En sus años alejados de la U, Kaplún forjó una estrecha amistad con Donald Trump, Presidente de Estados Unidos. “Asesoré a Trump en tema de inversione­s. Le con-

seguí lugar para hacer las torres Trump, en Punta del Este, Uruguay. En Chile intentamos hacerlo, pero no conseguimo­s terreno”, comienza diciendo.

Pero inmediatam­ente se encarga de aclarar que no tuvo más relación cuando el mandatario comenzó a cuestionar la presencia de mexicanos en su país. “Cuando empezó a hablar en contra de los mexicanos me alejé. Soy presidente de los clubes judíos de América Latina, la Confederac­ión Latinoamer­icana Macabi. Me complicó mucho cuando se fue contra los latinos. A su hija Ivanka la recuerdo mucho, porque yo la convertí al judaísmo”, dice.b

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FOTO: REVISTAQUÉ­PASA Marcos Kaplún.

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