Primera vuelta de las elecciones francesas
El apoyo de sus principales rivales y el rechazo de los franceses al desgastado sistema político galo le dan a Emmanuel Macron la primera opción para ganar el balotaje frente a Marine Le Pen.
LOS RESULTADOS de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas confirmaron lo pronosticado por las encuestas y permitieron respirar tranquilos a quienes temían un escenario de segunda vuelta entre la opción ultranacionalista de Marine Le Pen y el candidato de extrema izquierda Jean Luc Mélenchon. Será finalmente el ex ministro de Economía Emmanuel Macron, quien hace solo un año creó su propio movimiento En Marche (En Marcha) y que se define como “ni de izquierda ni de derecha”, quien deberá enfrentarse a la candidata del Frente Nacional el próximo 7 de mayo. Macron llega a esa cita con un claro favoritismo tras recibir el respaldo del candidato de derecha François Fillon y del socialista Benoit Hamon, quienes llamaron a formar el tradicional Frente Republicano para frenar el avance de Le Pen. Además, Macron parte la carrera por el balotaje con más de 20 puntos de ventaja según un sondeo dado a conocer el mismo domingo y que le da un 62% de respaldo frente a un 38% de su rival.
Macron, que obtuvo el domingo la primera mayoría relativa con un 24,01 % de los votos, creó su plataforma de campaña sobre la base de un discurso abiertamente liberal en lo económico –con una propuesta de fuerte reducción de impuestos y recortes en el aparato público-, un firme componente social y un profundo compromiso pro-europeista. Un discurso con el que pretendía sacudir el escenario político francés y que parece haberle dado resultado. La apuesta principal del ex ministro de François Hollande es impulsar un cambio del sistema político galo que, según él, “ha paralizado a Francia en los últimos 30 años”. Para ello ha prometido una nueva ley de probidad que limite los conflictos de interés en la clase política y una reforma fiscal y del sistema de pensiones que permita “recuperar el hilo de nuestra Historia y la dinámica del progreso”. Un discurso que atrajo tanto a votantes de centroizquierda como de centroderecha, pero que ha sido cuestionado por sus oponentes por no profundizar en los detalles de esos cambios.
Macron supo intuir y encauzar un descontento hacia el establishment político que quedó de manifiesto con el desplome histórico del candidato del Partido Socialista (PS) y el hecho de que por primera vez desde 1958 ninguno de los candidatos de los partidos tradicionales tanto de izquierda como de la derecha -representada por Los Republicanos de Fillonlograron pasar a segunda vuelta. Sin embargo, para el candidato revelación de estas elecciones, que de ganar se convertirá en el presidente más joven de la historia de Francia con solo 39 años, la carrera todavía no está corrida. Deberá, primero, enfrentar el 7 de mayo a una Marine Le Pen que ha logrado ampliar su base de apoyo y recibido el respaldo no solo de la Francia profunda sino también de trabajadores que critican los efectos de la globalización, y que cuestionará al ex ministro en uno de sus puntos débiles, esto es, sus lazos con la elite y su labor como ministro del presidente más impopular de la historia de Francia. Y luego, de concretar su triunfo, Macron deberá trabajar por consolidar en las legislativas de junio una mayoría que le permita llevar a cabo sus promesas.