¿Qué fue de la DC?
UN AMIGO de universidad, dirigente DC, me decía, hacia fines de los años 70, que se subía a una micro y podía identificar cuáles pasajeros eran democratacristianos, así de fácil, habiendo cantidades todavía entonces, pese a la dictadura (y no todos opositores). Otro amigo, no militante pero afín a ellos, hasta no hace mucho me insistía que, de haber salones parroquiales, el PDC no podía desaparecer. Obviamente, el panorama actual no es el mismo. No tener un presidente DC desde el 2000, les ha resultado fatal. Cientos de miles cuando no un millón o más de votantes menos en municipales y parlamentarias, los han dejado en la estacada. La Iglesia, por su parte, se ha vuelto más plural, su poder político, además, ya no el mismo.
El Partido Radical, que sufriera un declive similar, en cambio, ha revivido con Guillier. Vaya con qué crueldad azota el destino, otra daga más que soportar, impensable cuando mi amigo se subía a la micro y sentía ese entrañable calorcito humanista cristiano camarada. Todo lo cual, para un conglomerado con alguna vez pretensiones de partido hegemónico (tipo PRI mejicano), debe ser peor que humillante. Su triste historia reciente podría titularse: “De un pasado todopoderoso y soberbio a un pasado reciente malherido”. La alianza de los años 90 con socialistas –“la mejor coalición política de la historia de Chile”sabemos en qué está. Su reputación por los suelos y, ni nos acordemos de los guarisapos que los DC han debido tragarse estos últimos años, fraternizando con comunistas; todo porque había que seguir sobreviviendo como fuera. Lo de “el poder desgasta solo a quien no lo posee” lo aprendieron de Andreotti.
A esta historia, sin embargo, se la puede contar algo distinto. Porque, quizá, sigue habiendo cantidades de DC aunque hace rato no militen en sus filas. En el PS y PPD los hay, y no pocos. Entre los jóvenes también. ¿De dónde si no de la Juventud DC, el Mapu e Izquierda Cristiana, y antes de la Falange, proviene esa veta chascona, progresista, mesiánica, efebocrática, y aspiracional que uno pareciera percibir en RD y sus (hasta ahora) aliados autonomistas? Incluso, la principal carta presidencial de la derecha, posiblemente de nuevo presidente en marzo, es un DC purasangre, intachables sus credenciales bebidas en la leche materna, y de quien nadie ha pedido fideicomiso ideológico alguno que nos proteja.
Una vez DC, siempre DC: estoy seguro que comunistas y socialistas como Bachelet, radicales, gremialistas, y liberales auténticos, me podrán dar la razón. Es que la DC podrá desaparecer como partido, o verse reducida de nuevo a ese mítico 5% (que luego los catapultara a mayoría absoluta el 64), pero seguirá persistiendo cuan gen indeleble, como el peronismo. De seguir intacto ese afán tan suyo por congraciarse con la clase media ascendente, fomentar ansias reformistas (coqueteo mediante con el revolucionismo) -para luego, frenar en seco y sumarse a la derecha si la dinámica desatada se arranca-, es porque gozaría aún de buena salud.
La DC podrá desaparecer como partido, pero seguirá persistiendo cuan gen indeleble, como el peronismo.