El amigo de Manu Ginóbili
►Cuando comenzó a dirigir, el entrenador argentino tuvo en sus filas al escolta de los Spurs, entre otros.
“Me dediqué a dirigir porque venían un par de chicos que jugaban un poquito más que yo”, bromea Gabriel Schamberger (Bahía Blanca, Buenos Aires, 48 años), el entrenador que está a sólo una victoria de transformarse en el nuevo monarca de la Liga Nacional de Básquetbol (LNB) a los mandos del Español de Talca.
Esos chicos a los que se refiere el trasandino son Alejandro Montecchia y los hermanos Leonardo y Emanuel Ginóbili, a quienes condujo cuando todo comenzaba; él como un joven entrenador, ellos unos simples cadetes. Lo que pasó más adelante es historia conocida.
Schamberger cuenta que para llegar a Salta 28 -sede del Bahiense del Norte, el club de donde surgió él y los tres astros del básquetbol latinoamericano y mundialle tomaba sólo unos minutos a pie. Por eso, desde los cinco años que su padre lo transformó en un fanático de este deporte. “Llegué a jugar en el primer escalón de la Liga Nacional (de Argentina), pero mejor me dediqué a entrenador”, reconoce, entre risas.
La historia de Gabriel está completamente ligada al club de Bahía Blanca, al que ha dirigido en diversas ocasiones. Y aunque las crónicas de la época (1993) consignan que Manu sólo tuvo fugaces apariciones en su quinteto, dada su contextura física, Schamberger asegura que siempre supo que sería una crack.
Como sea, el entrenador tiene hoy una nueva oportunidad para continuar agrandando su historia. Ya lo hizo varias veces. En Chile, en la temporada 20142015 fue campeón de la LNB con Colo Colo; además, justo antes obtuvo el título de Libcentro y Copa Chile con la U. de Concecpión.
Por su currículum y por el desempeño que han mostrado los del Quijote durante los Playoffs de esta liga, el trasandino prefiere quitarse presión. “No porque tenga más experiencia quiere decir que sea el favorito. En estas instancias somos todos iguales, soy una pieza más en el esquema del equipo”, dice el entrenador. “Es que aún falta un juego, no hemos logrado nada aún”, añade.
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El adiestrador entiende que para todos puede ser una sorpresa llegar hasta donde están, con un plantel que resalta por su coraje. Para todos, menos para él: “De entrada planteé cuáles eran mis objetivos: llegar a los más alto que fuese posible”.
Un punto que ha sabido aprovechar es que muchos de sus pupilos se sienten especialmente identificados con la ciudad y sus colores. “La mayoría son de Talca y hace mucho tiempo que vienen jugando juntos. Es una relación que va mucho más allá que el equipo de Básquet”, sentencia. ●