La Tercera

Emmanuel Macron, el que se impuso en la carrera hacia el Elíseo

El centrista de 39 años logró imponerse frente a la ultraderec­hista Marine Le Pen en los comicios para elegir al sucesor de François Hollande. Tras una meteórica carrera política, en la que formó su movimiento ¡En Marcha!, tendrá ahora el desafío de obten

- Por María Paz Salas Luis Grañena

Alos 17 años, Emmanuel Macron le prometió a su profesora del Lycéé La Providence, de la Compañía de Jesús, en Amiens, que se casaría con ella. La tarea en ese entonces parecía imposible: Brigitte Trogneux estaba casada, tenía tres hijos y era 24 años mayor que su pupilo favorito.

Los padres del estudiante se opusieron a la incipiente relación y la cercanía entre alumno y profesora prometía causar un escándalo en la Amiens natal de Macron, una ciudad de 134.000 habitantes del norte de Francia.

Pero el ahora Presidente electo de Francia cumplió su promesa. En 2007, 13 años más tarde, se casó con Trogneux, quien se convirtió en la carrera hacia el Elíseo en un activo clave para su triunfo. Pero los resultados de ayer muestran que la perseveran­cia y la tenacidad de Macron traspasan el ámbito amoroso.

Hace cuatro años, era prácticame­nte un desconocid­o para la mayoría de los franceses. Ahora el político de 39 años llega a la Presidenci­a de Francia como el jefe de Estado más joven de la historia de su país, desde Napoleón.

El político de centro ha tenido un rápido ascenso dentro de la política gala. Fue el ministro estrella del Presidente socialista François Hollande al liderar la cartera de Economía, pero luego decidió alejarse del establishm­ent político para fundar su propio movimiento, ¡En Marcha!

En noviembre de 2016 lanzó su candidatur­a, pero no se dirigió ni a la izquierda ni a la derecha, “sino a los franceses”. Colgándose del creciente desencanto frente a la clase dirigente, Macron prometió sacudir la forma de hacer política en Francia, según expresó al presentar su programa, basado en una “revolución democrátic­a profunda”.

“Francia está bloqueada por las tendencias de su elite de servirse a sí misma”, dijo durante la campaña ante simpatizan­tes en un mitin en Pau, al sur de Francia. Y agregó: “Y les contaré un pequeño secreto: lo sé porque fui parte de ella”.

Para ese entonces, pocos le tenían fe a la candidatur­a de Ma- cron. Pero la crisis del Partido Socialista y el escándalo de corrupción del candidato conservado­r François Fillon lo impulsaron hacia la Presidenci­a. Y a pesar de que él se posicionó como un outsider de la política, desde el establishm­ent fue visto durante las últimas semanas como la carta para detener a la ultraderec­hista Marine Le Pen.

Estudió filosofía y luego se graduó de la Escuela Nacional de Administra­ción, considerad­a la incubadora de la elite francesa. Tuvo mucho éxito al dedicarse a trabajar como banquero en el sector privado. Justamente este período de su carrera fue aprovechad­o durante la campaña por su contrincan­te, quien en distintas ocasiones lo tildó de un “defensor de la oligarquía”.

Comenzó su carrera política apoyando la candidatur­a de Hollande en las primarias de 2011, pero ya no como militante socialista, partido al que renunció en 2009. Ya desde ese entonces, Macron entendió que para llegar a lo más alto del liderazgo político de su país debía distanciar­se de la política tradiciona­l.

En 2012 se convirtió en el secretario general adjunto del Elíseo y su principal labor era aconsejar al Presidente sobre economía. En junio de 2014 fue nombrado ministro de Economía y ha sido criticado por haberle dado un nuevo impulso a la administra­ción Hollande, supuestame­nte a favor de los empresario­s.

Macron llamó la atención de los electores por ir en contra de una creciente ola nacionalis­ta europea. Así, está a favor de la globalizac­ión y de continuar en la Unión Europea. Además quiere implementa­r una política más “humana y eficaz” hacia los refugiados. Se declara por lo mismo un admirador de la canciller alemana Angela Merkel.

Por su estilo más juvenil y moderno, el diario francés Le Monde lo catalogó como el “Steve Jobs a la francesa”. Otros lo han llamado “el Kennedy francés”. Tras su triunfo de ayer en las urnas, Macron tendrá el desafío de obtener respaldos en la Asamblea Nacional, ya que por ahora no cuenta con parlamenta­rios que lo respalden oficialmen­te.b

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