Discusión en torno a resultados del Simce
Las cifras siguen avalando el erróneo enfoque de la reforma escolar, que busca
debilitar al sector particular subvencionado, pese a sus mejores resultados.
LA ENTREGA de los resultados Simce 2016 no proporcionó mayores sorpresas. Por el contrario, ratificó un ánimo del gobierno de no entregar toda la información que esta prueba genera y volvió a demostrar que la reforma escolar fue una decisión equivocada. Los alumnos de cuarto básico han mostrado un incremento constante en los resultados en las últimas 10 mediciones, aunque el ritmo ha ido desacelerándose. Esta alza en los puntajes, tanto para lectura como para matemáticas, se ha debido, principalmente, a un aumento significativo de los resultados de alumnos provenientes de sectores económicos más vulnerables. Esta buena noticia lamentablemente no se replica en los alumnos de sexto básico, cuyos resultados se mantienen estables en ambas asignaturas, ni en los alumnos de segundo medio, donde los resultados en lectura han ido disminuyendo –esencialmente por el peor rendimiento de los alumnos provenientes de familias de mayores ingresos- y en matemáticas, donde si bien se ha logrado un repunte en los resultados generales, no ha habido una disminución en las brechas socioeconómicas.
Las explicaciones para estos resultados son variadas y no es fácil aislar los efectos de las distintas variables que influyen en éstos. Por ejemplo, los alumnos de cuarto y sexto básico están bajo un nuevo marco curricular al que los alumnos de segundo medio aún no se han visto enfrentados. Durante la presentación de los resultados se sugirió que la baja en el test de comprensión lectora entre los alumnos de segundo medio podía deberse al uso de los dispositivos digitales y las nuevas tecnologías. Sin embargo, los datos de la OCDE por ahora no avalan tal conclusión. Si bien Chile presenta un mayor uso de internet fuera del horario escolar al promedio de dichos países, la cantidad de tiempo es inferior a otros países con buenos resultados en test internacionales, como los nórdicos. El mismo informe demuestra que nuestros estudiantes tienen un desempeño relativamente bajo en lectura digital -aunque con un alza significativa entre 2009 y 2012- y un uso del computador en la escuela que está muy por debajo del que presentan países más desarrollados.
Si bien las razones detrás del menor rendimiento en comprensión de lectura parecen ser multidimensionales, tampoco cabe desestimar que el uso de dispositivos tecnológicos por parte de niños y adolescentes se está masificando a una velocidad vertiginosa, y que por lo mismo sus impactos deben ser estudiados con mayor profundidad, porque junto con sus evidentes ventajas, también hay riesgos. Investigaciones de avanzada muestran, por ejemplo, que en los primeros años de vida la interacción con la familia juega un rol gravitante en el desarrollo cognitivo de los niños, lo que refuerza la noción de que hay roles que la tecnología no puede suplir. Conocer mejor sus efectos permitirá ir adaptando las prácticas pedagógicas y parentales a estos cambios.
Lo que sí parece evidente a partir de los resultados del Simce es el erróneo enfoque de la reforma escolar de la Nueva Mayoría. Los establecimientos particulares subvencionados -que fueron el principal objetivo de ella, obtienen mejores resultados que los establecimientos municipales aun controlando por nivel socioeconómico. De este modo, en lugar de permitir que colegios independiente de su dependencia- continuaran desarrollando proyectos educativos exitosos, se privilegió una mirada ideológica que trunca este proceso.