EL FIN DE LA HISTORIA
ción, que no ha sido un anuncio oficial ni nada, de la IAAF no pasa de ser un globo sonda. A ver cómo responde el medio y si hay ambiente para pasar la segadora de ese modo. Si es por las primeras señales, éstas son muy contrarias a la cruzada por la pureza de Coe. Varios recordistas destacados, como Mike Powell en salto largo (8,95m en 1991), Javier Sotomayor en salto alto (2,45m en 1993) y Paula Radcliffe en maratón (2.15’24’’ en 2003), se manifestaron duramente en contra del proyecto.
Para muchos la medida es sólo manotazo de ahogados de la IAAF, de renovar la tabla y dar impulso a nuevas figuras construidas sobre récords impostados que puedan atraer a más auspiciadores y espectadores. Es decir: dinero. En el campeonato mundial de Atletismo que se celebrará en Londres en agosto próximo, Usain Bolt se retirará definitivamente de las pistas. Con él, el atletismo pierde a su principal estrella y su mayor fuente de ventas. Y como otro Bolt no va a salir tan fácil, artificialmente se pueden inventar decenas de recordistas con un cambio reglamentario.
La jugada es grosera y antes de hacerse ya quedó al descubierto. Tanto así, que bajo el hipotético nuevo reglamento, la superestrella del fondo Etíope, Kenenisa Bekele, perdería su marca de los 5.000 metros lograda en 2004 (12’37”35) pero mantendría la de los 10.000 metros obtenida en 2005 (26’17”53). Absurdo.
Pero las repercusiones no se limitarían a las marcas mundiales ¿Qué pasa con las confederaciones regionales? ¿Qué hacen las federaciones nacionales? En Chile, por ejemplo, sacamos de la tabla de Pablo Squella, Érika Olivera, Alejandra Ramos, Sebastián Keitel, Mauricio Díaz, Emilio Ulloa, Carolina Torres u Omar Aguilar. Sería una injusticia y también un despropósito.
Bajo este precedente, nadie asegura que en 30 años más llegue un dirigente iluminado y bote a la basura todas las medallas y marcas de Usain Bolt. Alguien escribió que Sebastian
Coe lo único que hizo fue meterse en un jardín del cual le va a ser muy difícil salir.