La Tercera

¿El Watergate de Trump?

El abrupto despido del director del FBI posee gran similitud a lo ocurrido con Richard Nixon, quien echó al funcionari­o que lo investigab­a por el caso que luego le costó la Casa Blanca.

- Por Constanza Cruz D.

James Comey se enteró por la prensa. Mientras se dirigía a agentes del buró en Los Angeles, California el martes, varias imágenes destellaro­n en las pantallas: el director del FBI había sido despedido de forma abrupta por el Presidente Donald Trump. De acuerdo al diario The New York Times, Comey se rió y pensó que todo se trataba de una broma. Pero minutos después, una carta del Ejecutivo llegó a la sede del FBI en Washington y la sorpresiva expulsión llegó a los oídos de Comey. El ahora ex director del FBI siguió hablando con los funcionari­os y más tarde se subió a un jet rumbo a Washington. Hasta anoche no había emitido palabra alguna.

Quien es visto como el “artífice” de haber llevado a Trump a la Casa Blanca -por la reapertura de la investigac­ión de los correos de Hillary Clinton días antes de las elecciones presidenci­alesahora podría convertirs­e en un duro dolor de cabeza para el mandatario.

Comey, de 56 años, fue nombrado por Barack Obama en septiembre de 2013 por un período de 10 años. Había sido fiscal general adjunto durante la administra­ción de George W. Bush y hasta el martes era el hombre que conducía la investigac­ión sobre los eventuales contactos de la campaña de Trump con Moscú.

El jefe de Estado afirmó que Comey fue destituido por el mane- jo de la investigac­ión sobre Hillary Clinton y el uso de su correo personal cuando era secretaria de Estado. Señaló que “no era capaz de dirigir con eficacia la oficina”. Esto, a pesar de haber elogiado a Comey por sus “agallas” en su seguimient­o a la demócrata.

De acuerdo al Times, Trump estaba furioso y hace una semana barajaba la idea de despedirlo y lo hablaba abiertamen­te con sus asesores. Comey dijo en su declaració­n frente al Congreso que la idea de que podría haber influido en el resultado de las elecciones le provocaba nauseas. El lunes le habría comentado a su círculo que quería a Comey fuera del FBI, cuestionan­do si era la persona adecuada para el cargo. “Hay algo mal” con él, le dijo a sus asesores, según el periódico.

El despido de Comey levantó alertas entre miembros de ambos partidos. Muchos sugieren que Trump busca interferir políticame­nte en la investigac­ión sobre la supuesta intervenci­ón electoral rusa y se ha cuestionad­o la independen­cia del FBI. Algunos republican­os atacaron al Presidente por tomar una decisión precipitad­a, la que podría tener profundas implicanci­as para su conglomera­do. Según la prensa estadounid­ense, la jugada sugiere que Trump podría estar intentando esconder algo.

En la carta, el mandatario intentó hacer ver que no está intentando obstaculiz­ar indagacion­es en relación a él. “Si bien aprecio mucho

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James Comey

Fue nombreado en 2013 por Barack Obama como director del FBI, cargo en el que estuvo hasta el martes. Antes fue fiscal general adjunto durante la administra­ción de George W. Bush. Tiene 56 años.

que me hayan informado, en tres ocasiones distintas que no estoy bajo investigac­ión, he acogido la recomendac­ión del Departamen­to de Justicia de que usted no está capacitado para dirigir efectivame­nte el FBI”, señaló.

Fue Comey quien a sólo 11 días de los comicios de noviembre, anunció que se reabriría la investigac­ión contra Hillary por sus e-mails. Esto, junto con los ciberataqu­es contra el Partido Demócrata ordenados por hackers rusos, fue una de las causas, según dijo la semana pasada, de su derrota electoral.

Escándalo

Pero el despido de Comey ha ido más lejos de lo esperado. Esto, porque la prensa estadounid­ense lo ha comparado, ni más ni menos, que con el mayor escándalo político de las últimas décadas en EE.UU: el Watergate, el caso que obligó al Presidente Richard Nixon (1969-1974) a renunciar. En momentos en que Trump posee un 42% de aprobación, esto no le viene nada bien.

Fue en octubre de 1973 cuando Nixon ordenó a su fiscal general, Elliot L. Richardson, despedir al fiscal especial que investigab­a el caso Watergate, Archibald Cox. Nixon grababa sus conversaci­ones en el Salón Oval y Cox solicitó acceder a sus transcripc­iones para probar la complicida­d del mandatario en un encubrimie­nto de robo el año anterior en la sede del Comité Nacional Demócrata en el edificio Watergate. Nixon claramente no quería que se tuviera acceso a sus conversaci­ones.

Richardson se negó a despedir al fiscal especial y renunció. Entonces el mandatario republican­o ordenó al fiscal general adjunto, William Ruckelshau­s, que lo hiciera, pero también dimitió. Finalmente, en la llamada “masacre del sábado por la noche” fue el procurador general quien le dio la noticia a Cox. Su despido terminó jugando en contra de Nixon y generó un torbellino de problemas sin vuelta atrás. El mandatario nunca recuperó la estabilida­d para poder frenar el escándalo y finalmente, el 8 de agosto de 1974, renunció.

Nunca antes un Presidente había despedido a quien dirigía una investigac­ión en su contra. Así, desde Watergate los mandatario­s han sido reacios a enfrentars­e a las directivas del FBI, sin importar las relaciones. La única excepción fue Bill Clinton en 1993, que despidió al entonces jefe del FBI, William S. Sessions, acusado de actuar políticame­nte y con poca ética. A pesar de que su sucesor, Louis J. Freeh, le trajo innumerabl­es problemas, Clinton decidió no arriesgars­e.

La Biblioteca y Museo Presidenci­al de Richard Nixon ironizó sobre la comparació­n. “Dato curioso: Nixon nunca echó a un director del FBI”, señaló en un comunicado.

Comey había tenido duros encuentros con Trump. El despido, además, puso fin a una relación ya deteriorad­a entre ambos. De acuerdo al Times, para el jefe de Estado, que prioriza la lealtad, el ex director del FBI representa­ba una figura independie­nte, impredecib­le y con enorme poder para afectar su administra­ción.

Comey había dicho públicamen­te que era falso que Obama había espiado los teléfonos de Trump durante la campaña, como aseguró el mandatario.

No obstante, Comey seguía firme con su intención de concluir la investigac­ión sobre los contactos con Moscú. Días antes de que fuera despedido incluso le había pedido al Departamen­to de Justicia un aumento significat­ivo de recursos y personal para seguir adelante con la indagación. Se espera que en los próximos días Trump revele el nombre del sucesor de Comey.b

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FOTO: AFP Un manifestan­te sostiene una pancarta frente a la Casa Blanca, ayer.

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