La Tercera

Plantas no están prohibidas en Chile

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En el mundo 350 millones de personas sufren de depresión. El 30% no responde a los tratamient­os existentes. Para ofrecer alternativ­as a estos pacientes varios investigad­ores estudian antiguas y nuevas sustancias.

Uno de ellos es el brasileño Draulio Barros de Araujo, del Instituto del Cerebro de la U. Federal do Río Grande do Norte (Brasil), que lleva más de diez años estudiando los efectos que produce la ayahuasca en personas con depresión. Según sus investigac­iones, el brebaje amazónico no solo mejoraría los síntomas, el efecto además perduraría hasta por más de dos semanas.

De visita en Chile para participar en el congreso Neurosur 2017 que realiza el Instituto Milenio de Neurocienc­ia Biomédica (BNI), el investigad­or brasileño explica a La Tercera los alcances de su investigac­ión.

“La depresión no es como la diabetes. Cada paciente con depresión es una enfermedad distinta y no se puede tratar a todos igual. Aún no comprendem­os bien la enfermedad. Creo que la psiquiatrí­a tiene que individual­izar las terapias”, dice Araujo.

En 2014 iniciaron el estudio más grande de ayahuasca hecho hasta la fecha. Una investigac­ión aleatoria con pacientes con depresión divididos en dos grupos: uno recibió ayahuasca y el otro, un placebo a base de hierbas. ¿Resultados? Los tratados con ayahuasca mejoraron sus síntomas tras unas horas del consumo y hasta tres semanas después, mucho más rápido que con los medicament­os tradiciona­les, para los que hay que esperar al menos dos semanas para ver los primeros efectos.

Desde el punto de vista químico, la explicació­n radica en que los alcaloides de las plantas inhiben una enzima denominada monoaminoo­xidasa A, “encargada” de degradar la serotonina, neurotrans­misor que está disminuido cuando hay depresión. Sin la enzima, aumenta la concentrac­ión de serotonina y de otros neurotrans­misor relacionad­os con la enfermedad. Para Araujo, los efectos antidepres­ivos están muy determinad­os por la experienci­a del individuo. “No es solo lo químico, no queremos que sea un fármaco. Toda la experienci­a es determinan­te. Para la ayahuasca y los sicodélico­s en general, tienes que tener

►► una intención. Debe ser dirigido, controlado en un ambiente seguro que dé también seguridad a los pacientes”, dice.

Araujo ha probado ayahuasca ocho veces en 12 años. “La experienci­a es impresiona­nte. Tu pensamient­o, tus emociones, sensacione­s cambian. El mundo vivenciado es muy real. Pero no es divertido, es una experienci­a difícil, no es de uso recreacion­al porque te sientes muy agotado física y mentalment­e. Además tiene consecuenc­ias gástricas que no son agradables”, comenta.

Según el experto, la bebida también puede ser útil en adicciones al alcohol, drogas y estrés post traumático. “Se ha visto que es seguro cuando se hace en un ambiente controlado. No parece serlo en personas con esquizofre­nia, trastorno bipolar u otra condición que aumente el riesgo de brote psicótico”, indica.

Estudios incipiente­s

José Trebilcok, psiquiatra de la Red de Salud UC Christus dice que aparenteme­nte, psicoactiv­os como DMT y otros que contienen los “hongos mágicos”, por ejemplo, tendrían un efecto anímico, pero son estudios incipiente­s, que no se han revisado a largo plazo. “Yo no lo recomendar­ía. Hay otras terapias efectivas. Cuando se trata a un paciente con depresión todo está protocoliz­ado, hay ciertos antidepres­ivos con los que se inicia y luego se va pasando a otros. Está la terapia electrocon­vulsiva que también es efectiva”, señala.

quechua, ayahuasca es “enredadera de las almas”. Se obtiene de dos plantas psicoactiv­as de la selva amazónica: Banisterio­psis caapi y Psychotria viridis. Las dos tienen alcaloides que causan alucinacio­nes. Esta última contiene N,N-dimetiltri­ptamina (DMT) sustancia prohibida por la Ley 20.000 y considerad­a como sicotrópic­o, productora de dependenci­a física o síquica.

Desde la Fiscalía Nacional explican que las plantas desde las que se extrae el brebaje no están controlada­s por esta ley. “Sólo se encuentra sujeto a fiscalizac­ión el alcaloide DMT” y sus derivados.

Al ISP, organismo encargado de verificar la presencia de DMT, el año pasado llegaron tres muestras y una este año. Las muestras suelen ser el brebaje mismo o la planta en polvo.

Fernando Torres, director de la Escuela de Química y Farmacia U. Andrés Bello, dice que los componente­s químicos de la ayahuasca producen alucinacio­nes, motivo por el que los pueblos amazónicos la usan para comunicars­e con sus divinidade­s y curar enfermos. “Estos alcaloides actúan a nivel del sistema nervioso central, sobre los circuitos de recompensa. Para extraer los principios activos deben hervirse por varias horas. Si las mismas plantas se mastican o se chupan, el efecto no es tan evidente”, añade.

Como todos los alcaloides, tiene efectos gastrointe­stinales que pueden ir desde vómitos a diarreas. También temblores y taquicardi­a.

Incluso, dice Boris Duffau, jefe de la Sección Análisis de Drogas del Instituto de Salud Pública (ISP) en caso de intoxicaci­ón puede producir un paro cardiaco. “En las ceremonias se entrega la mezcla en un vaso, pero no está estandariz­ada la dosis, no se sabe cuánto DMT tiene cada vaso”, dice. También causa pérdida de la voluntad.

Según el Décimo Primer Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile (2014) la prevalenci­a de ayahuasca es de 0,01%, lo que significa que mil individuos declararon consumirla a lo menos una vez en ese año.b

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FOTO: AFP Un hombre bebe ayahuasca en una ceremonia, cerca de Quito, en Ecuador. ►►En

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