La Tercera

Desenterra­ndo a los Perros de la Calle

Cuando hace 25 años se estrenó en Sundance, se cortó la luz en la mitad de la función, muchos se fueron de la sala y su director pensó que todo estaba perdido. Fue falsa alarma: el debut de Quentin Tarantino es hoy un clásico y sus responsabl­es se reunier

- Por Rodrigo González M.

pop, una estilizaci­ón de la violencia y una banda sonora omnipresen­te. Fueron las marcas del estilo Tarantino que luego influiría a muchos y que a su vez abrevaba del cine gangsteril de Scorsese y Abel Ferrara (Keitel era actor de ambos), del cine de género americano y asiático y de viejos maestros como Sam Peckinpah o el propio Kubrick.

Tarantino, se sabe, siempre fue un gran cinéfilo y su obra se compone de citas, referencia­s y hurtos (en el mejor sentido de la palabra) a otras películas. Es una forma, a su manera, original de trabajar y hasta el día de hoy se siente la huella de su influencia. Para hablar de la madre de todas sus películas es que en Tribeca estuvo junto a Harvey Keitel, Tim Roth, Steve Buscemi y Michael Madsen. Es decir con el Señor Blanco, el Señor Naranja, el Señor Rosa y el Señor Rubio de Perros de la calle. El propio realizador tuvo un pequeño rol como el Señor Marrón en una historia que narraba cómo el robo de una tienda de diamantes se transforma­ba en un infierno después que un infiltrado en la banda los delataba a la policía.

Los perros originales

La primera proyección de la cinta fue el 21 de enero de 1993 en el Festival de Sundance. Luego vendrían más, particular­mente en mayo de ese mismo año en Cannes, cuando Tarantino saldría al mundo y se transforma­ría en un cineasta internacio­nal. Hasta el día de hoy, su posición es aquella y tras ganar la Palma de Oro en Cannes 1994 con Pulp Fiction se consolidó como un director favorito de los festivales.

“Es un orgullo poder decir que soy director de cine internacio­nal. Es la forma en que yo me veo. No soy un director de cine norteameri­cano. Soy norteameri­cano y director de cine, pero hago cine para todo el planeta”, afirmó en Tribeca.

Pero, ¿cómo fue aquella primera función de invierno en el nevado Sundance de 1992? El autor de Los ochos más odiados (2015) la recuerda con claridad: “Aquello fue un desastre. Fue en el Festival de Sundance y aunque la película era en Cinemascop­e, en la sala no tenían los lentes correctos para el proyector. Dejé que la mostraran porque yo no sabía que no podían.

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