La Tercera

Georgina Callander

18 años Saffie Roussos 8 años

- Manchester

La noche del lunes será una de las más duras que recuerde Manchester en Inglaterra. Un atentado explosivo reconocido como “terrorista” al final de un concierto de la cantante juvenil Ariana Grande, terminó con la vida de 22 personas y dejó a más de 50 heridos, en su mayoría de entre 12 y 18 años. De inmediato, se desplegó un enorme operativo policial y gubernamen­tal, pero ayer fue la tristeza, la conmoción y la incertidum­bre la que se apoderó de las calles de esta ciudad, una de las más importante­s del Reino Unido.

Tras el brutal ataque en el Manchester Arena, la ayuda no cesó. Las redes sociales se repletaron de anuncios para compartir hospedaje para las víctimas –muchas de ellas provenient­es de la periferia, así como un alto despliegue para colaborar en su transporte a través de taxis gratis, repartidor­es de comida gratis para los equipos médicos en los hospitales, largas filas para donar sangre, una campaña viral para recaudar dinero, entre muchas otras muestras de cariño y solidarida­d.

Una de las acciones más conmovedor­as y comentadas fue la de un hombre en situación de calle, quien ayudó a varias víctimas que trataban de correr por sus vidas desde el Manchester Arena. “Sólo fue el instinto de ir y ayudar. Todos eran niños, niños que sangraban, gritaban y lloraban”, relató Steve a la televisión local, agregando que “es algo que se tenía que hacer, había que ayudar y si no lo hubiese hecho, no hubiese podido vivir conmigo mismo, dejando a esos niños así”.

Temprano en la mañana, se informó sobre las identidade­s de las primeras víctimas. Además, se dieron a conocer conmovedor­as imágenes de niños y jóvenes que estaban siendo buscados por sus familias, más reportes policiales y lo que finalmente nadie quería escuchar: “este ataque es de carácter terrorista”. Lo que siguió fue lo lógico: extensos operativos policiales para capturar a los supuestos resde ponsables o personas que estuvieran relacionad­as con el ataque, la evacuación del centro comercial más importante y el cierre de principale­s calles de Manchester.

Si bien el ambiente general en la ciudad era de duelo, muchos siguieron con su rutina, en una ciudad que se caracteriz­a por su fútbol, su música y en especial, su internacio­nalización, ya que concentra a diferentes nacionalid­ades en un único territorio.

Con banderas a media asta, a las 18:00 la plaza de la Municipali­dad de Manchester se llenó de jóvenes, niños y ancianos, carteles, banderas, velas, flores y colores. Frases como “Manchester es una ciudad (City) unida (United) contra el odio”, haciendo alusión a la rivalidad eterna de estos dos equipos de fútbol, fueron algunas de las muestras de cariño para las víctimas. La idea era apoyar a las familias que están sufriendo por la muerte de sus seres queridos.

En el camino por la plaza, dos enfermeras del sistema salud inglés (NHS, National Health Service), reconocier­on estar “completame­nte en shock”. “Nuestro sistema de salud ha estado en completa entrega de las víctimas, pero todos los colegas coinciden en que esto es muy triste”, dijo a La Tercera la enfermera Sarah Hussein. “Todos los equipos están trabajando intensamen­te para atender a los pacientes. Es triste y no se puede describir en palabras”, complement­ó su colega, Angela Tyson y Sarah Hussein.

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