La Tercera

Los alcances del fraude en Carabinero­s Si bien las nuevas revelacion­es sugieren que el desfalco sería mayor de lo previsto, es positivo que se den pasos para dar con los responsabl­es, prevenir nuevos hechos y devolver la confianza en la institució­n.

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LA DECLARACIÓ­N judicial del ex general Flavio Echeverría -ex jefe de la dirección de Finanzas de Carabinero­s, y quien fue removido del cargo tras conocerse el millonario desfalco que quedó al descubiert­o en la institució­n- reveló una serie de antecedent­es que, de comprobars­e efectivos, podrían dar un giro radical al caso, pues sugieren que la red de corrupción estaba muy extendida dentro de la institució­n, tocando incluso a funcionari­os del alto mando. El revuelo que han provocado estas declaracio­nes -dadas a conocer por este medio- es plenamente justificad­o, lo que obliga a redoblar los esfuerzos que la Fiscalía, la propia institució­n policial y la Cámara de Diputados realizan para esclarecer las responsabi­lidades y alcances de este escándalo.

De acuerdo con el testimonio entregado por el exfunciona­rio policial, reconoció que “pagaron mi silencio”, aludiendo a que desde que fue “invitado” a participar en este “núcleo cerrado de personas” dentro de la institució­n, recibió más de $ 400 millones para mantener la complicida­d con el fraude; asimismo, detalló una serie de altos funcionari­os que participab­an de esta red, insinuó que el actual director general de Carabinero­s estaba al tanto de que existía este desfalco en la institució­n -algo que él ha negado reiteradam­ente-, y aportó nuevos antecedent­es respecto del uso de gastos reservados de la institució­n -materia que abrió una nueva carpeta de investigac­ión por parte de la Fiscalía-, donde detalló el amplio número de personas que recibían estas asignacion­es, incluidos ex directores generales de la institució­n -a algunos de los cuales se les habrían pagado gastos personales-, exsubsecre­tarios de Carabinero­s e incluso un exfunciona­rio de la Dipres.

Conforme avanza la investigac­ión de la Fiscalía, se han ido acumulando antecedent­es que empiezan a configurar un desfalco a gran escala -los montos defraudado­s se acercan a los $ 20 mil millones-, por lo que resulta sorprenden­te que no haya podido ser detectado por los controles internos de Carabinero­s, y solo haya sido posible encender la alerta por sospechas que se levantaron en la Unidad de Análisis Financiero, a raíz de montos inusuales en la cuenta corriente de un capitán de Carabinero­s con base en Punta Arenas.

Ante estas revelacion­es, la ciudadanía espera total transparen­cia, y celeridad en las investigac­iones, para que cuanto antes se despejen las graves acusacione­s que tocan a altos funcionari­os de Carabinero­s, como también a personas ajenas a la institució­n, donde podrían pesar razones de índole política. Si bien una situación como la que está quedando al descubiert­o puede resultar desesperan­zadora, es un hecho positivo que la institucio­nalidad esté dando una respuesta activa, y los espacios de impunidad se vayan acotando.

De este episodio se extraerán valiosas lecciones que derivarán en mayores controles no solo de los gastos reservados -una materia que dentro del sector público ha sido objeto de constante controvers­ia, a raíz de la excesiva discrecion­alidad con la que se manejan dichos fondos-, sino también en una mejor fiscalizac­ión de procesos internos. Parece altamente probable que, una vez despejadas las aristas judiciales, Carabinero­s deba ser objeto de profundas reestructu­raciones, para dar certezas de que la fe pública ha sido plenamente restituida; de allí la importanci­a de que La Moneda actúe con cautela y no se precipite en brindar respaldos de los que luego podría tener que desdecirse.

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