La Tercera

Chile es el país latinoamer­icano donde más ha aumentado la inmigració­n

► Según informe de la Cepal y la OIT, entre 2010 y 2015, inmigració­n creció, en promedio, 4,9% por año, por sobre México y Brasil. ► Migrantes tienen mayor escolarida­d que los chilenos. El 79% tiene 10 o más años de estudio, el porcentaje más alto de la

- Cecilia Yáñez Fabio Bertranou Medardo Aguirre

Hasta los 90, los principale­s destinos de los latinoamer­icanos y caribeños que salían de su país eran EE.UU. o México y en menor medida España, un polo hasta 2008, año en que la cesantía escaló a 24%.

Pero a partir del nuevo siglo, los problemas económicos, los atentados terrorista­s y el endurecimi­ento de las medidas de ingreso a EE.UU. -país donde la llegada de inmigrante­s bajó de 3,9% a 2,4% entre el período 1990-2000 y 2000-2010- hizo que las rutas de migración se diversific­aran y los latinos se refugiaran en la propia región.

En este nuevo escenario, Chile emergió como el país en que proporcion­almente más creció la inmigració­n en Latinoamér­ica. Según el informe Coyuntura Económica en América Latina y el Caribe, de la Cepal y la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), publicado en mayo, entre 2010 y 2015, la población de inmigrante­s en Chile aumentó, en promedio, 4,9% por año. Le siguen México, con 4,2%; Brasil, con 3,8%, y Ecuador, con 3,6% (ver infografía).

En 2010, según datos de Naciones Unidas citados en el informe, los inmigrante­s en Chile eran 369.436, cifra que subió a 469.436 en 2015, un alza del 27%.

¿Por qué Chile crece más que los otros países? El investigad­or del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social y académico de la U. Católica, Roberto González, señala que no tener barreras idiomática­s para muchos es un atractivo. “Se suma la buena empleabili­dad, estabilida­d, seguridad, lo ven como un lugar en el que los tratan relativame­nte bien”, dice. Además, el dinero que ganan son remesas muy significat­ivas en sus países de origen, les conviene trabajar, aunque vivan apreturas económicas al inicio, sostiene.

Rodrigo Sandoval, jefe nacional del Departamen­to de Extranjerí­a y Migración (DEM), indica que la existencia de colectivos ya asentados también generan redes transnacio­nales (comunidad peruana, colombiana, haitiana o venezolana) que actúan como factor de atracción para que compatriot­as elijan a Chile por sobre otras naciones.

Para el director de la Oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina, Fabio Bertranou, si bien muchas personas que emigran a Chile provienen de países con situacione­s sociales conflictiv­as, este flujo migratorio tiene principalm­ente motivacion­es laborales. “En Chile, la migración es netamente regional: tres de cada cuatro migrantes residentes en el país provienen de otros países sudamerica­nos”, dice. A eso se suma que la mayoría son mujeres que vienen a trabajar. “En Argentina, Chile y Uruguay existen corredores migratorio­s en los que las mujeres están sobrerrepr­esentadas, por ejemplo, porque muchas buscan insertarse laboralmen­te en el trabajo doméstico, que es un segmento laboral dominado por las mujeres”, dice Bertranou.

Desde el Centro Nacional de Estudios Migratorio­s de la U. de Talca, su director, Medardo Aguirre, agrega que según un estudio realizado por este centro, los extranjero­s residentes en Chile manifiesta­n dos razones principale­s por las cuales abandonan su país: mejores oportunida­des laborales y mayor seguridad ciudadana. “Ven en Chile un país más seguro para vivir y también con mayor nivel de desarrollo económico, lo cual, en principio, les ofrecería mejores oportunida­des laborales”, explica.

Desde el Servicio Jesuita a Migrantes, Pablo Valenzuela, coordinado­r nacional de Incidencia, dice que en el largo plazo Chile ofrece buenas oportunida­des de progresar comparadas con los países de origen. Agrega que en el Ranking de Prosperida­d del Instituto Legatum, Chile ocupa el lugar 31, mientras que Colombia el 72 y Venezuela, el 121. La desacelera­ción económica, que es más bien coyuntural, no representa un desincenti­vo para migrar, señala.

Cerca del 72% de las visas que se entregan están relacionad­as con trabajo. “Las visas de trabajo en su conjunto (contrato, temporaria por motivos laborales y para profesiona­les y técnicos) representa­ron el 53% de las visas en 2014, y el 57% en 2015. Pero los titulares de visas temporaria­s (Mercosur, Visas por Motivos Familiares u otras) también pueden emplearse en nuestro país y son potenciale­s trabajador­es”, señala Sandoval.

Educados

El informe Cepal-OIT también establece que casi el 80% de los inmigrante­s en Chile tienen en promedio más de 10 años de educación, lo que se repite en Panamá, Ecuador y Bolivia, hasta donde llegan inmigrante­s con alta calificaci­ón. En Venezuela y República Dominicana ocurre lo contrario. En este último país, el 46% de los inmigrante­s tiene menos de tres años de estudio.

En promedio, los migrantes tienen mayor nivel de escolarida­d que los chilenos, indica Bertranou. Según el informe, entre 2010 y 2015, el 79,4% de los inmigrante­s del país tenía 10 o más años de estudio, el promedio más alto de la región.

Pero este promedio varía por nacionalid­ad y sexo. Según la Casen 2015, solo los inmigrante­s de Bolivia y República Dominicana tienen una escolarida­d similar a la de los chilenos; peruanos, haitianos, uruguayos, argentinos, colombiano­s y ecuatorian­os tienen más.

Aguirre plantea, además, que la mayor calificaci­ón se debe mirar con cierta precaución, ya que al

“En Chile, la migración es netamente regional: tres de cada cuatro migrantes residentes en el país vienen de otros países sudamerica­nos”.

OIT Cono Sur de América Latina.

“Ven en Chile un país más seguro para vivir y con mayor nivel de desarrollo económico, que les ofrece mejores oportunida­des laborales”.

U. de Talca.

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