Ataque terrorista en Manchester
Las tácticas, objetivos y la manera de organizarse del terrorismo están cambiando, por lo que la respuesta de las autoridades exige medidas audaces.
Islámico (EI) ha sido que en sus filas figuran combatientes de distintos países, incluyendo un número importante de europeos, que han comenzado a regresar a sus países a medida que el grupo yihadista pierde territorio en Medio Oriente. En 2015, según una estimación de Naciones Unidas, al menos 22 mil personas de 100 países se habrían unido a la yihad en Siria e Irak, incluyendo a 4 mil de Europa Occidental.
Por ello, el hecho exige reforzar la colaboración de los organismos internacionales de seguridad e inteligencia; de lo contrario, será difícil combatir el terrorismo con el que Europa debe comenzar a convivir. Sería esperable que la información fuese compartida entre los diferentes organismos y se aumentara la confianza mutua con el fin de trabajar en pos de un ambiente libre de dudas y sospechas, y dar una efectiva respuesta a esta amenaza. Después de todo, Europa está hoy mucho mejor preparada que en los años 70 y 80, cuando enfrentó su peor ola terrorista, promovida por brazos armados de movimientos separatistas o defensores de ideologías extremas. Si en 1985, por ejemplo, las víctimas llegaron a 600, en 2016 el número no superó las 200.
Es un hecho, sin embargo, que las tácticas, objetivos y la manera de organizase del terrorismo están cambiando. La audacia de sus acciones también es muy distinta a la observada hace 30 años. Por ello es indispensable que las autoridades actúen con firmeza y de manera coordinada, sofisticando las estrategias de inteligencia y adaptando la legislación a este nuevo y grave desafío global.