La Tercera

¿Se derrumba Guillier?

- Carlos Correa Bau

LPor os problemas e indefinici­ones del candidato Guillier en los últimos días han generado en las redaccione­s de los diarios, los cafés donde van los actores políticos, la sensación de que su candidatur­a pudiera derrumbars­e. Las maneras podrían ser muchas, según los distintos rumores que corrieron, desde que no se pueden juntar las firmas por agotamient­o de los partidos, el propio cansancio del candidato, que explicaría la agresión a una periodista por una pregunta legítima, hasta que el propio senador, siguiendo su tradición de incerteza en sus actos, ante la baja sostenida en las encuestas decide irse para la casa. Recogiendo esa serie de estados de ánimo, el ex ministro y analista político José Joaquín Brunner sentenció que su opción presidenci­al estaba en una espiral de terminació­n.

Los propios yerros del candidato, como su reciente particular definición del terrorismo, y el hecho de que todas las semanas en la encuesta Cadem pierde presencia, y que la diferencia con Beatriz Sánchez se acerca peligrosam­ente al error estadístic­o, hacen también pensar a primera lectura que Brunner tiene razón y el fenómeno Guillier se está apagando.

La verdad es que esa tesis no se puede sostener. Guillier tiene una gran fortaleza con el apoyo de cuatro partidos políticos con tradición y presencia electoral. Para ellos, la retirada del senador sería una tragedia mayor en sus resultados parlamenta­rios, y por ello se han tragado las humillacio­nes y sacado lo mejor de su musculatur­a para reunir las firmas y sostener la candidatur­a. Y dada su fuerza, en especial su capacidad de movilizaci­ón probada en el reciente proceso de refichaje, es iluso pensar que no podrán reunir las firmas. Si se considera sumada la fuerza electoral de socialista­s, pepedés, radicales y comunistas se llegan a números impresiona­ntes: en total poseen en total 42 diputados en la Cámara y 12 senadores (sin contar con el propio Guillier, pues respetando sus palabras habría que contarlo como independie­nte y alejado de los partidos). Poseen presencia parlamenta­ria en todas las regiones, con la excepción de las de Aysén y Magallanes. En la última elección municipal, donde los resultados no estuvieron entre los mejores de su historia, los cuatro partidos sumaron 32,3% en la votación de concejales. Dichos partidos en los últimos 25 años han tenido tres veces la Presidenci­a de la República, y sumando todos los gobiernos, superan los 50 los militantes que han sido ministros de Estado, incluyendo los 11 de esta administra­ción.

Dicho en simple, a Guillier lo sostienen fuerzas que representa­n un tercio del electorado y que han sido el alma de los gobiernos de la Concertaci­ón y la Nueva Mayoría. Si se miran las encuestas es probable que muchos de sus adherentes estén mirando hoy con más atención el Frente Amplio y alguno que otro a la candidata de la DC. No es casualidad que en ambas fuerzas políticas hay quienes buscan, de distinta manera, replicar el fenómeno Bachelet del 2013. El propio candidato, si mira con atención estos números, tiene una gran oportunida­d de superar la crisis que atraviesa. Podría hacer un giro en su campaña, olvidarse de una vez por toda de su letanía de “independie­nte”, construir cercanía y confianza con los cuatro partidos políticos que lo apoyan y aspirar a que su apoyo en las encuestas se acerque al tercio que representa­n. La estrategia de llanero solitario que reniega de los vaqueros ya demostró su fracaso.

Ingeniero civil industrial, MBA

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