Filme sueco que se ríe del arte moderno gana Cannes
La película sueca The square, de Ruben Ostlund, se llevó la Palma de Oro en un festival que privilegió un cine incómodo, cruel y pesimista. Sofia Coppola fue premiada como mejor directora y Diane Kruger y Joaquin Phoenix por sus actuaciones.
Un hombre que imita en forma sorprendente los movimientos y las vocalizaciones de un simio se desplaza entre las mesas de una lujosa cena con invitados de honor, muchos de ellos patrones de las artes. El hombre mono salta sobre uno de los platos y, acto seguido, empieza a escudriñar en el escote y el peinado de una atractiva mujer. Todo esto es parte de una próxima instalación seleccionada por un curador de museo, pero el tiro le sale por la culata: su primate se desata y empieza en la práctica una virtual violación en medio de la sorprendida vista de todos los asistentes. Esta es una de las escenas más desaforadas de The square, la película del realizador sueco Ruben Östlund que ayer ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Cáustica al punto de incomodar a los espectadores más desprevenidos, The square fue, para variar, una inesperada triunfadora en la noche dominical del último día del Festival de Cannes. Los gustos de la prensa acreditada en el encuentro no coinciden con frecuencia con el jurado del encuentro.
El realizador escandinavo Ruben Östlund (1974) tiene una trayectoria bastante sólida de cinco largometrajes en que suele poner a sus personajes al borde del colapso, del ridículo o de la vergüenza masiva. Filma con gran habilidad (prefiere las largas tomas) y la razón por las que Östlund no es Michael Haneke tienen que ver con el humor: toda la amargura de sus historias se redimen en algún recodo de