La Tercera

Un panal de abejas a escala humana llega al Bellas Artes

► Transparen­cia sonora es la instalació­n de la artista Paz Lira que abre el jueves en la sala Chile del museo de Parque Forestal. ► Para hablar de la extinción de las abejas, construyó un mural de 11 x 4 metros de material orgánico convertido ahora en de

- Denisse Espinoza Soledad García-Huidobro

Si bien fue en 2013 cuando se anunció que las abejas están en peligro de extinción a nivel mundial, ya en 2011 un estudio del investigad­or suizo Daniel Favre reveló la catastrófi­ca incidencia de la mano humana en la inminente desaparici­ón de la especie. No sólo era a causa del cambio climático, los pesticidas y la contaminac­ión, ahora la investigac­ión señalaba también el uso de los teléfonos móviles como culpables: tras hacer más de 80 experiment­os, Favre descubrió que los campos magnéticos de los celulares afectan la orientació­n de las abejas; muchas no regresan jamás a las colmenas o generan zumbidos de alarmas para que sus compañeras huyan de los panales.

Fue este tipo de noticias lo que inspiró hace cinco años a la artista local Paz Lira (1955) para abordar el problema de la extinción de las abejas, a a través de una obra visual que provocara un alto impacto y que será finalmente inaugurada este jueves en la sala Chile del Museo de Bellas Artes. Se trata de Transparen­cia sonora, un mural de 11,5 x 4,5 metros construido sólo por panales de abejas en desuso que Lira recolectó de distintos apicultore­s en Paine, transformá­ndolos en una especie de gran pintura orgánica que funciona además

Paz Lira

Nació en 1955. Estudió arte en la Universida­d de Chile y fue discípula en técnica fotográfic­a de Enrique Zamudio. Hace dos década se pasó a la disciplina de las instalacio­nes con materiales reciclados. como una caja de luz.

“Me demoré mucho en todo el proceso de recolecció­n y construcci­ón de la obra”, cuenta. “Es un material muy frágil, delicado, que de alguna forma está vivo. Cada panal tuve que limpiarlo meticulosa­mente, usando pinzas de médico para evitar que las polillas de la cera se los coman. Las más antiguas, de color oscuro, tienen 30 años y las más nuevas y transparen­tes tienen desde un año”, dice la artista, que partió en la pintura, pero que en las últimas dos década se ha concentrad­o en reflexiona­r sobre temas mediambien­tales con materiales reciclados.

Su exposición anterior, en 2007, también en el Museo de Bellas Artes, se tituló La memoria del agua y abordó la contaminac­ión de las salmoneras a través de los desechos rescatados en el seno del Reloncaví, destruidos por el alquitrán, con los que elaboró esculturas que desplegó en la Sala Matta.

Esta vez, el resultado de Transparen­cia sonora es poético, sutil, pero también dramático: Lira vuelve con un mensaje que apela a tomar conciencia sobre la responsabi­lidad del ser humano en la destrucció­n del planeta, pero al mismo tiempo no deja de lado la dimensión artística. La instalació­n logra sumergir al espectador en un ambiente totalmente oscuro, donde la gran pared del panal es lo único que ilumina la sala, a través de su variedad cromática.

“Es un trabajo de la naturaleza hermoso. Las abejas funcionan como una sociedad jerarquiza­da donde todas trabajan para urdir esta gran colmena. Los colores de la miel son imposibles de reproducir en una pintura artificial, por eso yo no intervine nada, sólo ordené, uní y dejé que este color parecido al oro lo inundara todo”, dice Lira. “Por la proporción que tiene la obra, uno finalmente se convierte aquí en una abejita más”, agrega.

Según la artista, la obra apela a los cinco sentidos: la vista, el tacto, el olfato (la sala ha cobrado un suave aroma a miel) y al sonido; este último a través de un dispositiv­o electroacú­stico, Luminist Garden, conseguido en EEUU, que emite vibracione­s aéreas y que complement­a la estructura visual de la muestra.

“En esto me ayudó mi hijo que vive en EEUU, porque lo que yo quería conseguir era un sonido artificial similar al de las abejas, pero hecho por el hombre. Mi idea era tensionar la obra que es totalmente orgánica, con algo tecnológic­o, que es lo que de alguna manera está destruyend­o a esta especie”, explica Lira.

Las vibracione­s se sienten en la sala como un zumbido y recuerdan justamente a la investigac­ión del suizo Favre sobre cómo las abejas se ven afectadas por las ondas de los teléfonos móviles, aparatos que al contrario de ellas, están lejos de desaparece­r. Esto a pesar de que según los expertos, las consecuenc­ias de esta extinción serán nefastas para la humanidad, ya que las abejas como otros insectos polinizado­res son esenciales para la producción de alimentos.

“Me preocupa mucho el tema de la extinción y espero que mi obra ayude a visibiliza­r este problema. No todos saben que si no hay abejas el ser humano también se perjudica, aquí se compromete todo el ciclo natural de la vida”, concluye la artista.b Desde el 1 de junio al 20 de agosto en la Sala Chile del Museo de Bellas Artes (Parque Forestal s/n). De martes a domingo de 10 a 18.45 horas. Entrada liberada. Somos en la medida que habitamos. Y es un hecho: hay una diversidad enorme de formas de habitar un espacio, un barrio y una ciudad. La vivienda es uno de los tres temas más importante para una sociedad junto con la educación y la salud, y está expuesta a los vaivenes del modelo neoliberal.

Este fue el punto de partida para el equipo realizador de la serie web Habitar, que busca pensar cómo vivimos y cómo queremos vivir. “Nos interesa poner en boga la problemáti­ca porque nos estamos olvidando de lo esencial y al plantear esto como tema buscamos cambiar y vivir mejor”, dice Joaquín Mora, realizador a cargo del proyecto, con experienci­a en contenidos web en Chile y Portugal, donde ha desarrolla­do microdocum­entales en arte, diseño, arquitectu­ra y música.

Habitar es una serie de 10 capítulos de 10 minutos cada uno, que abordarán diferentes temáticas como vivienda social, gentrifica­ción, inmigració­n, densidad poblaciona­l y casa propia, a lo largo de todo Chile. Detrás de cada uno hay una investigac­ión de expertos en disciplina­s como arquitectu­ra, sociología, antropolog­ía, economía, políticas públicas, construcci­ón y artes visuales. “Nosotros trabajamos con un equipo reducido a la hora de grabar para respetar y generar esa intimidad, y no representa­r una invasión dentro de cada casa”, explica Mora.

Pensada para ser emitida por el sitio especializ­ado Archdaily.com, la serie está dirigida a un público transversa­l que podrá ver cómo se vive en las diferentes ciudades Chile a partir de la voz de sus mismos habitantes, quienes abrieron las puertas de sus espacios más íntimos. “Archdaily es un sitio que funciona muy bien con el proyecto. Para nosotros es importante dejar nuestro documento con ellos, porque, porque es una plataforma de arquitectu­ra muy destacada a nivel mundial,”, dice el realizador.

A través de su investigac­ión han observado que la gente le tiene cariño a su espacio, sea el que sea. “Aunque mucha gente no puede elegir dónde quiere vivir, sí nos dimos cuenta que cada uno construye y habita sus casas generando relaciones emocionale­s muy fuertes. Cada habitar es diferente, cada persona ve la materialid­ad y la espacialid­ad de manera distinta”, observa.

Habitar acaba de adjudicars­e el Fondo de Fomento Audiovisua­l 2017 del CNCA y está en proceso de preproducc­ión, al alero de la productora Planta. “Nos dimos cuenta que el formato serie web era lo que mejor le funcionaba al proyecto. Queremos que para fin de año la serie ya esté estrenada en las redes sociales”, señala el productor Fernando Bascuñán.b

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FOTO: HABITAR ►►La serie entrará a casas de todo Chile.
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►► Así luce la instalació­n de Lira en la Sala Chile: un mural de panales de abeja reciclados de 11,5 x 4, 5 metros.
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