La Tercera

Realidades paralelas

- Max Colodro

Una extensa y minuciosa lista de reformas y logros de gestión; elementos que conforman la panorámica de una obra sin duda maciza en sus pretension­es y objetivos. Cumplimien­to de metas, en el marco de una idea de país firmemente asentada en conviccion­es imperturba­bles, cuyo norte sería remover los últimos ‘vestigios’ del modelo neoliberal. De algún modo, ese fue el ‘tono’ que la Presidenta Bachelet escogió el día de ayer para abordar su última cuenta pública a la nación. Un discurso marcado por el imperativo de la continuida­d de ese esfuerzo, por el desafío de asegurar los cambios concretado­s y por la confianza en que, más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas del reconocimi­ento a la labor realizada.

En síntesis, una apuesta por el futuro sin vacilacion­es ni matices, que vino a poner el sello a un periodo presidenci­al marcado por el agotamient­o de las claves políticas que definieron al Chile de la transición. Un discurso que tuvo, además, el estímulo otorgado por la encuesta mensual de Adimark, que una hora antes confirmó que la aprobación de la Mandataria sigue una tendencia ascendente y ya se ubica sobre el 30%.

Con todo, la última cuenta presidenci­al no se hizo cargo del peso de la realidad y no esbozó la más mínima respuesta a las densas interrogan­tes que han venido acompañand­o al actual gobierno durante todo su periodo. En primer lugar, la más obvia: ¿Cómo es posible que una administra­ción con

Por esta inmensa cantidad de ‘avances’ haya tenido los niveles de desaprobac­ión más impresiona­ntes desde el retorno a la democracia? En rigor, a pesar del alza de la aprobación en los últimos meses, el rechazo sigue empinado en un 66%, cifra que incluye a más del 40% de la gente que se considera de izquierda.

Del mismo modo, el discurso de ayer reflejó un total contraste con una coalición oficialist­a en plena crisis, fracturada por desacuerdo­s estratégic­os y dividida por primera vez frente a los próximos desafíos electorale­s. Así, ¿cómo se explicaría que un gobierno tan ‘exitoso’ como el plasmado ayer en las palabras de la Presidenta pueda estar hoy con un alto riesgo de ser derrotado por la derecha y con la Nueva Mayoría declarada muerta por sus propios integrante­s? En el fondo, los altos niveles de desaprobac­ión del gobierno y de sus reformas, la crisis sin precedente­s del oficialism­o y la alta probabilid­ad de fracaso electoral resultan completame­nte inexplicab­les a la luz del panorama descrito por Michelle Bachelet.

En definitiva, la última cuenta presidenci­al sólo vino a confirmar la enorme desconexió­n de La Moneda con la actual situación política del país, dos dimensione­s contrapues­tas que, de algún modo, son parte esencial de los problemas que hoy enfrenta la Nueva Mayoría. Al final, un choque de realidades paralelas que, en buena medida, ha servido para que el actual gobierno no se sienta ni se haga responsabl­e de las consecuenc­ias de sus decisiones.

Analista político

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