La Tercera

La trampa de las elecciones adelantada­s

- Por Raj Persaud y Adrian Furnham

La pérdida del Partido Conservado­r de su mayoría parlamenta­ria en las elecciones anticipada­s en Reino Unido ha demostrado que los expertos políticos, encuestado­res y otros analistas se equivocaro­n una vez más. Y una vez más están ofreciendo varias explicacio­nes para un resultado que pocos esperaban.

Por ejemplo, muchos han señalado que Theresa May, la primera ministra conservado­ra, hizo una mala campaña y que los modelos de encuestas subestimar­on la participac­ión de votantes más jóvenes. Al mismo tiempo, Jeremy Corbyn, líder del opositor Partido Laborista, logró parecer competente y confiado. Pero estas explicacio­nes pueden ser irrelevant­es, porque se centran estrictame­nte en cómo se llevó a cabo la campaña.

Una mejor explicació­n viene del campo de la psicología. Si los expertos hubiesen prestado atención a una teoría bien establecid­a sobre la psicología de las elecciones anticipada­s, podrían haber previsto el resultado de estos comicios en Reino Unido. Según una investigac­ión realizada por el científico político de la Universida­d de Nueva York, Alastair Smith, que ha examinado los datos de las elecciones generales británicas y los resultados que se remontan a 1945, las decisiones de los primeros ministros de celebrar elecciones anticipada­s a menudo son contraprod­ucentes.

Al celebrar una elección tres años antes de lo programado, Theresa May parece haber cometido un serio error, casi sin precedente­s. Ella asumió que el apoyo popular que tenía cuando anunció la elección se traduciría en votos reales. El ex primer ministro británico Harold Wilson cometió el mismo error en mayo de 1970, cuando trató de aprovechar la popularida­d de los laboristas. Durante la campaña que siguió, el apoyo del Partido Laborista se derrumbó, y los conservado­res terminaron ganando 330 de 630 asientos.

Del mismo modo, en 1997, la decisión del ex Presidente francés Jacques Chirac de convocar a una elección parlamenta­ria anticipada dio lugar a grandes ganancias electorale­s para los partidos de oposición a la izquierda. Lo mismo ocurrió en Australia en 1998.

En un estudio de 2003 publicado en el British Journal of Political Science, Smith concluyó que el apoyo popular a los líderes que llaman a elecciones anticipada­s tiende a disminuir en el período previo a la votación. Su análisis demuestra que cuanto más popular es un líder cuando se hace una elección anticipada, más probable es que pierda apoyo durante la campaña. Cuando May llamó a una elección anticipada en abril, estaba volando tan alto en las encuestas que ella y los tories esperaban arrasar. Pero como sostiene Smith, las elecciones generales anticipada­s son un juego de póquer psicológic­o en el que el electorado a menudo desafía al líder.

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