Mon Laferte: cuidar la voz
Demasiada ansiedad con Mon Laferte. De parte de su sello, que debe estar algo intranquilo con el tibio despegue que ha tenido La Trenza, su último disco de estudio; también de sus fans, que reclaman hasta porque no fue incluida en un premio donde no tenía por donde postular como el Pulsar (básicamente porque sus publicaciones estaban fuera de plazo), y de ella misma, que con escasa conciencia sobre aquello de “dosificar”, se lanzó con todo durante un show relativamente menor dentro de su agenda y se quedó sin voz para pasar gran parte de la última semana dando explicaciones en redes sociales y asegurando que era solo una bronquitis y que pronto iba a mejorar para cumplir con todos los compromisos que tiene por delante, incluidos su shows previstos en Chile para fines de junio (dos fechas en el Teatro Caupolicán ya agotadas).
Una señal de alerta que se veía venir con lo sofocada que se le vio en el Festival de Viña del Mar (abajo del escenario, para ser más preciso) y que fue el momento exacto donde la ex chica de Rojo se convirtió con absoluta justicia –hay que decirlo- en la artista de moda, esa que hoy todos quieren ver y escuchar.
Porque lo que se ha instalado en las últimas semanas con la mujer de Tu falta de querer es precisamente eso: una suerte de tensión ambiental respecto de cada uno de sus pasos. Una expectativa desmesurada con una mujer que está aprendiendo a administrar un éxito merecido, pero que aparentemente se le vino como un camión encima.
Volver como la hija pródiga y conquistar Chile, ese país que le dio la espalda y que tuvo que “abandonar” para seguir su sueño en el extranjero, también implica manejar de la mejor manera posible esto de convertirse en la estrella global a la que todos apuestan.
Y quizás eso es más importante que, por ejemplo, el rendimiento comercial que pudo haber tenido Amárrame, su dueto con Juanes: es decir, y como primera cosa en la lista, cuidar la voz. Descifrar qué tan grande quieres ser y qué precio estás dispuesto a pagar por eso. Pensar más en la canción que en la estrategia. Crecer sin perder la esencia y dejar que otros se ocupen de las ventas, las explicaciones y las postulaciones.
En breve, decidir el lugar que quieres ocupar. Sobre todo, cuando dejaste tantas cosas atrás para conseguir lo que siempre buscaste.
Más importante que el rendimiento comercial, y como primera cosa en la lista, estaba cuidar la voz.