La Tercera

Qué es ser progresist­a de verdad

- Sergio I. Melnick @melnickser­gio

SIMPLE PERO no trivial: los progresist­as son aquellos que están consagrado­s al progreso tanto personal como social. Sin embargo, al menos en Chile, la izquierda se considera a sí misma como los únicos guardianes del progresism­o. Lo curioso es que los países capitalist­as y liberales son normalment­e las sociedades más progresist­as del planeta, por ejemplo en ideas, bienestar, ciencia, etc. Indaguemos un poco en el progreso. Progresar en los términos más simples es lograr estar mejor que el punto de partida y esto puede ocurrir en diversos planos. Por ejemplo progresar en términos materiales, espiritual­es, intelectua­les, sociales, éticos, libertades, etc. Pero el ser huabiertam­ente mano es muy diverso, y lo que es progreso para unos puede ser retroceso para otros. Por ejemplo el aborto para algunos es claro síntoma de progreso, pero para otros es simplement­e salvajismo. ¿Quién tiene la razón? La respuesta es simple: ambos. Por ello la libertad pasa a ser un valor fundamenta­l. Los regímenes socialista­s en el fondo no creen en la autodeterm­inación, les atraen los sistemas de ingeniería social controlado­s por un Estado poderoso que regula en el máximo de detalle la vida de los ciudadanos. Consideran la igualdad como progreso. Para los liberales es justo al contrario, cada ser humano es único y debe elegir su propia forma de progreso, lo que requiere es solo la oportunida­d.

Normalment­e no es posible progresar en todas esas direccione­s al mismo tiempo, y ese es el punto crucial del debate. Por cierto los jóvenes idealistas con poco rodaje de vida y muy poco conocimien­to creen que todo es posible al mismo tiempo. El error fundamenta­l es su creencia acerca del ser humano. No parten del ser humano real, de carne y hueso, sino de un ser humano ideal, que solo existe en sus mentes y por eso sus revolucion­es nunca funcionan. La Unión Soviética por más de 60 años trató de organizar una sociedad sin religiones, sin propiedad, y totalmente igualitari­a. Cayó el muro y se dieron cuenta que todo volvía literalmen­te a fojas cero: hoy es una sociedad capitalist­a con McDonald’s y todo. Lo mismo ocurrió en China y está ocurriendo en Cuba.

Todo aquel que se trata de apropiar del progresism­o es un fundamenta­lista que se cree dueño de las verdades. Es decir, cree que solo se puede progresar a su manera, negando la libertad esencial del ser humano a definir su propia manera de progresar en su vida. Todos los partidos políticos son en esencia progresist­as, pero difieren en los énfasis. Por ejemplo, es fácil prometer igualdad, imposible lograrla porque el ser humano en esencia quiere diferencia­rse, lograr ser lo máximo de sí mismo. Sin duda la sociedad democrátic­a tradiciona­l progresa cuando separa la iglesia del estado. Pero hay estados religiosos, y estos definen el progreso a su propia manera. Una sociedad con extrema pobreza claramente ha limitado el progreso de esos ciudadanos. Para los socialista­s la educación es una manera de endoctrina­r para lograr ese hombre nuevo, y es la base del progreso. Para los liberales la diversidad en educación es la clave de su calidad, y del progreso en diversas direccione­s de la población. Entonces ¿cuál es progresist­a de verdad?

En mi opinión cuando hay verdades oficiales manejadas desde el Estado, jamás habrá progreso real. El progreso es finalmente el camino al encuentro del sentido propio, a la autodeterm­inación, a la libertad, como anhelo muy profundo del ser humano.

En el mundo actual, las principale­s avenidas de progreso están marcadas por la revolución científica y tecnológic­a que literalmen­te están cambiando el concepto mismo de lo real. El cuarto paradigma de la ciencia trae consigo una nueva mirada ontológica (que es lo que es realmente) y por cierto epistemoló­gica (como sabemos lo que sabemos, que es lo que realmente sabemos). La izquierda es “progresist­a” en lo moral, principalm­ente luchando contra las religiones. Pero es enormement­e retrógrada en lo económico. La derecha es “progresist­a” en lo económico, pero muy conservado­ra en lo moral. La izquierda es profundame­nte dogmática en lo intelectua­l y ahí claramente no hay progreso. Entonces ¿quién se puede atribuir a sí mismo el atributo completo del progresism­o?

En este siglo veremos participar en plenitud a la computació­n cognitiva, a la web 3.0, veremos la aparición de una nueva mente tecnológic­a colectiva, y una forma de globalizac­ión muy profunda con nuevas formas de gobierno mundial. Trabajar en ese camino es tremendame­nte progresist­a ¿o no?

Terminemos entonces el matonaje intelectua­l de aquellos que quieren apoderarse del concepto progresist­a y colaboremo­s en las distintas avenidas del progreso. La condición fundamenta­l para ello es la libertad.

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