El valor de los debates presidenciales
Gracias a la proliferación de instancias para debatir, la ciudadanía ha podido conocer mejor al Frente Amplio y Chile Vamos, no así a la Nueva Mayoría, tras su marginación de las primarias.
LA CAMPAÑA presidencial en curso tiene varios elementos nuevos que están dejando su sello. Además de las restricciones al financiamiento y una competencia con tres bloques organizados, se suma la proliferación de programas en distintos medios de comunicación con debates y entrevistas en profundidad a los candidatos en disputa.
Pese a que han surgido algunas críticas sobre lo incisivo de algunas entrevistas, el resultado final es que hoy la ciudadanía está más informada no solo de los atributos personales de cada aspirante a la Presidencia de la República, sino además de sus convicciones, propuestas de políticas públicas y los lineamientos de un eventual programa de gobierno.
Por ejemplo, luego del debate que enfrentó a los candidatos del Frente Amplio en TVN, y las posteriores entrevistas que han tenido en programas de televisión –particularmente en “Tolerancia 0”, o los foros organizados por CNN y Chilevisión-, además del esfuerzo conjunto de las radios Duna, Zero y del diario La Tercera –todos pertenecientes al grupo Copesa- en el ciclo “Estación Moneda”, los electores conocen con mayor detalle los planteamientos del bloque más progresista. Entre estos se encuentran obras públicas de gran envergadura financiadas con los aportes del sistema de pensiones, el que pasaría de uno de capitalización individual a uno de reparto, un aumento sustancial del salario mínimo, leyes que restringen la propiedad de los medios de comunicación, la legalización de la marihuana, entre otras medidas.
Por su parte, los candidatos a la primaria de Chile Vamos han tenido la oportunidad de mostrar sus matices y destacar las diferencias en los estilos de cada uno. Por ejemplo, el expresidente Piñera aprovechó de responder dudas que se han levantado respecto al monto de su patrimonio y a la debida separación entre la política y los negocios. Además, pudo matizar sus dichos sobre la adopción de parejas homosexuales, delegándole a un juez de familia la responsabilidad de elegir, en base a un orden de prelación. El expresidente propuso también revisar el periodo presidencial, ya sea por la vía de agregar una reelección -al estilo estadounidenseo mediante alargar el mandato a seis años. Otro de los candidatos en disputa, Felipe Kast, ha tenido estos días la oportunidad de destacar su estilo más liberal y marcar diferencias con sus oponentes. Criticó a Piñera por obstaculizar la realización de debates y a Ossandón lo calificó de populista.
La ausencia de los candidatos de la Nueva Mayoría no es casualidad. La coalición oficialista, debido a fuertes pugnas internas, no fue capaz de concurrir a las elecciones primarias, a pesar de que el origen de éstas fue –en su momento- ampliamente celebrado por el sector. De esta forma los candidatos Guillier y Goic no solo perderán el espacio de la franja televisiva, sino además han sido relegados a un segundo plano por los distintos programas informativos de estas últimas semanas. Al no estar presente en estos debates la otra gran fuerza política del país, es evidente que se pierde una oportunidad valiosa para contrastar las posturas en juego.
En la elección presidencial se juega buena parte del futuro del país. Dada la voluntariedad del voto, es imprescindible que la ciudadanía pueda acceder a información cabal, y con la suficiente antelación, sobre las ideas, convicciones y definiciones programáticas de cada candidato. Al parecer, aspectos más superficiales relacionados con la personalidad de los aspirantes presidenciales o programas dados a conocer a semanas de la elección son elementos que van quedando atrás, dando paso a una elección mucho más participativa y mucho más informada.