La Tercera

Fama, veneración y muerte: las obsesiones de Andy Warhol aterrizan en Chile

[EXPOSICION] El artista pionero del arte pop y uno de los más cotizados en el mercado del arte protagoniz­a la nueva muestra del Centro Cultural La Moneda, que abre el miércoles: más de 200 obras que viene directamen­te de su museo en Pittsburgh.

- Por Denisse Espinoza A.

Andy Warhol fue un profeta de su propio tiempo. Muchas décadas antes de que la televisión inventara los reality shows y de que las redes sociales apareciera­n y apoyaran el ascenso de pequeñas estrellas, el artista ya había predecido que en el futuro todo el mundo sería famoso por 15 minutos. La frase de alguna forma sentó las bases de la actual cultura de las celebridad­es y es hasta hoy un reducto de esperanza para todos aquellos jóvenes que buscan fama, aunque Warhol sabía que la influencia de las verdaderas estrellas -aquellas con un aura de fascinació­n natural- era eterna. El mismo se convirtió en una de ellas.

Tercer hijo de un matrimonio de inmigrante­s eslovacos en Estados Unidos, Andrew Warhola nació en 1928, en medio de la Gran Depresión, y se crió en un barrio modesto de Pittsburgh, donde desde niño solía asistir al cine. Desde esa época empezó a adorar a las estrellas de Hollywood y a colecciona­r sus fotografía­s, que se resguardan en varios álbumes personales hasta hoy. Quizá la devoción católica bizantina de su familia también influyó: iban todos los domingos a la iglesia a venerar las doradas imágenes de los santos, que para el pequeño Warhol parecían ser tan inalcanzab­les como las figuras del espectácul­o.

La fama, la veneración y la muerte fueron algunas de las obsesiones vitales que el pionero del arte pop utilizó como motor de su obra y que ahora son el eje central de Andy Warhol: icono del arte pop, exposición que trae 228 obras al Centro Cultural La Moneda -la mayor que se ha hecho del artista en el país- y que se abre este miércoles.

Entre las piezas hay dibujos, pinturas, esculturas, grabados y películas que recorren la trayectori­a del artista y que provienen de su museo en Pittsburgh, Pensilvani­a. “Desde muy temprana edad Warhol escuchaba los programas de celebridad­es, sus entrevista­s en la radio, y les enviaba correspond­encia. La colección de archivos dentro del museo tiene un retrato firmado de Shirley Temple, dirigido a un joven Andy Del 14 de junio al 15 de octubre en el Centro Cultural La Moneda. Lu a do de 9 a 19.30 h. $ 3.000 general, $ 1.500 estudiante­s, 3era edad. Gratis todos los días hasta 12 h. Warhola”, cuenta a La Tercera Jessica Beck, curadora del museo y de la muestra, quien viajará especialme­nte para inaugurar la exposición en Chile.

“Cuando Warhol se consolidó más como artista comenzó a pensar en la política de la celebridad y la forma en que los medios de comunicaci­ón contribuye­n a un atractivo muy específico de esa cultura. Con esta idea también viene una fascinació­n por la muerte. Para Warhol, la celebridad y la muerte se alinean de cerca”, agrega la curadora.

La exposición en Santiago recoge esa fascinació­n doble con piezas como el famoso retrato de Marilyn Monroe de 1967, producido después de su suicidio, y el de Jacqueline Kennedy de 1964, también realizado poco después del asesinato de su esposo, el Presidente John F. Kennedy. “En gran parte de la obra de Warhol, la fascinació­n por las celebridad­es está intrínseca­mente conectada con la idea de la muerte pública”, dice Beck.

Además hay una serie de retratos polaroid de los 70 donde aparecen figuras del espectácul­o como Mick Jagger, Debbie Harry y Miguel Bosé, y colegas artistas como Keith Haring, Robert Mapplethor­pe y Jean-Michel Basquiat.

Tres disparos

Radicado en Nueva York, Warhol se formó como publicista y se hizo una buena reputación a fines de los 50 trabajando como ilustrador para anuncios comerciale­s de zapatos. De esa cercanía con el marketing nació la inspiració­n para sus primeras obras de arte que lo posicionar­on de inmediato en la primera línea de la vanguardia artística; en 1962 hizo su primera exposición en la Gran Manzana, donde exhibió piezas fundaciona­les como el díptico de Marilyn Monroe, las latas de sopa Campbell, 100 botellas de Coca-Cola y 100 billetes de dólar.

Warhol aplicó entonces los mismos principios de cómo una estrella de cine se transforma en un icono cultural para darle un valor extraterre­nal a los objetos de uso cotidiano, logrando al mismo tiempo situarse como uno de los principale­s cultores del arte pop. Parte de esta temprana producción se exhibirá en Santiago: hay dibujos de zapatos, helados y carteras de fines de los 50; rarezas como una serie de pinturas sobre el Test de Rorschach y sus conocidas esculturas de cajas de sopas Campbell y jabón Brillo, de 1964.

Para la curadora, la estética de Warhol es otro sello esencial de su trabajo y se ve reflejado en la exposición. “Lo que más me gusta de esta muestra es que se destaca el maravillos­o y muy sofisticad­o uso de color de Warhol. En sus pinturas abstractas, en sus retratos de celebridad­es y de la socialité, uno puede ver cómo el color es siempre brillante. Creo que al público de Santiago le encantará ver este lado de la práctica de Warhol que está muy investido en grandes ideas sobre la pintura. No es sólo la sopa de Campbell y Marilyn Monroe”, dice.

Aunque en un comienzo fue atacado por el círculo más purista del arte -a quienes les resultaba inadmisibl­e que un artista se rindiera de esa forma al consumismo-, Warhol fue apoyado por varios galeristas y artistas que veían en su movida algo más trascenden­tal: el reflejo de un cambio cultu-

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►► Andy Warhol, Marilyn Monroe, 1967, acrílico y serigrafía.

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