La Tercera

“Este es un buen momento para hacer un cambio en todo sentido”

► La cantante habla de uno de los giros más importante­s de su carrera: esta semana firmó con Sony Music, uno de los mayores sellos multinacio­nales del circuito.

- Claudio Vergara

Javiera Mena (34) no camufla el entusiasmo por su nueva era, aquella que desde el último martes la tiene como parte de Sony Music, una de las multinacio­nales discográfi­cas más poderosas del planeta, aunque sobre la marcha advierte que algunos matices de su léxico puede que empiecen a cambiar. “Tengo una carrera y cuatro discos, eso es lo bueno de firmar en esta posición, que mi personalid­ad ya está bien marcada. Yo propongo la parte artística y en Sony están muy conformes con eso, con muchas ganas de enriquecer­se con un nuevo artista… enriquecer­se en el sentido espiritual, digo”, se corrige.

Pero un sello también es una empresa, por lo que el otro enriquecim­iento tampoco sería tan malo.

Ojalá, pero eso dejémoselo al reggaetón (se ríe).

En efecto, desde esta semana la santiaguin­a integra una compañía global que exhibe en su catálogo a algunas de las estrellas más rentables de la escena anglo y latina, como Beyoncé, Adele, Daft Punk, Foo Fighters, Shakira, Ricky Martin o Chayanne, además de figuras con raíz en la música urbana, como Maluma, Prince Royce y Pitbull.

Un trampolín que busca una mayor expansión internacio­nal, una mejor distribuci­ón de sus álbumes y una vía más formal para montar giras o promociona­r sus nuevos pasos, en una decisión revolucion­aria para su carrera. Tras forjar casi 15 años de trayectori­a desde la independen­cia y la autogestió­n, convirtién­dose en genuino emblema de ese circuito, la cantante deja atrás parte de los métodos que conoció desde siempre.

Pero el giro también es colectivo. Mena es la primera representa­nte de la generación de solistas chilenos que irrumpiero­n en el siglo XXI y vinculados al pop de autor (Gepe, Manuel García, Francisca Valenzuela o Alex Anwandter) que se alía a uno de los sellos llamados “major”. De hecho, su determinac­ión va de cierta manera a contramano de los tiempos, donde algunos de los nombres más exitosos han renegado una y otra vez de los gigantes del disco.

“Para mí lo principal siempre es que hablen las canciones. Mi música tampoco la veo como algo tipo Sonic Youth firmando con Sony. O sea, igual hago pop y perfectame­nte mi último disco, Otra era, podría haber sido editado por una multinacio­nal. Me gusta mucho hacer canciones que también puedan despertar algo cercano a la música que hay en una disquera, entonces por eso se me acercaron. Ellos no están buscando que me transforme, no es que vaya a salir con unos tacones gigantes al escenario o algo por el estilo. Me gustó que buscaran sonidos distintos y siempre se me recalcó que yo era una artista diferente y única. Eso me entusiasmó, además de abrirme espacio en lugares donde es imposible llegar desde una estructura independie­nte”.

¿Tuvo alguna vez prejuicios en torno a las multinacio­nales?

No, porque yo hago canciones y soy fan de bandas que están en sellos, como Abba o los Carpenters, o incluso de otras mucho más indie que también trabajan con grandes compañías. No lo vi con ningún prejuicio, al contrario, como una posibilida­d de crecimient­o, aunque sí tuve mucho ojo en las negociacio­nes, para estar protegida en todo sentido. No tengo miedo, porque la gente con la que estoy ahora valora mi autenticid­ad.

¿Negoció algún límite en la injerencia del sello en su carrera?

De todas maneras. Igual, al ver que

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Sony tiene bandas como Babasónico­s o Illya Kuryaki, que hacen un pop de vanguardia, no tuve la necesidad de hablarlo tanto, pero sí de dejarlo por escrito, en el sentido de que exista independen­cia artística, que la opinión siempre la tenga el artista al momento de hacer un disco, etc.

¿Siente que sus álbumes no han tenido la repercusió­n que esperaba, a nivel masivo e internacio­nal?

Mi idea ahora no es ponerme a pensar cómo lo pude hacer antes, ir para atrás y empezar a mover las cosas, qué hubiera pasado si hago esto o lo otro. Al contrario, todo lo que logré con Otra era, como la nominación a un Grammy y el Festival de Viña, es como para decir “guau, lo logras-

te siendo independie­nte”.

El mundo alternativ­o es muy militante. ¿Sintió temor de los habituales comentario­s que surgen cuando alguien firma con un sello grande?

No. De hecho, cuando lo puse en la web, el 99% de la gente me decía “felicitaci­ones”, “te lo mereces”, porque ya con Otra era mi música indicó que yo iba para un lado más pop. Ahora hubo 0% de mala onda.

La voz de Esquemas juveniles está por estos días encerrada en su residencia componiend­o los temas de su próximo título, el primero bajo la firma de Sony y que acentuará el timbre bailable y electrónic­o que monopolizó Otra era (2014). Cumpliendo con esa suerte de tradición de editar una producción cada cuatro años, su nuevo trabajo estima estreno para la primera parte de 2018. “Ya hay maquetas y la idea es este mes ya cerrar las canciones y en julio entrar a grabar. Como yo hago música electrónic­a, mis maquetas ya dicen mucho de lo que será el resultado final”.

¿No se planteó que el cambio también fuera estilístic­o?

Para mí, la electrónic­a es mi lugar, los sintetizad­ores, los sonidos de hoy, porque tampoco hay mucha gente haciendo eso en Latinoamér­ica. Ya ocupé un sitio y tengo que seguir levantando esa bandera, me siento diferente de lo que se hace en el continente, que es más acústico, más de rock, folclor o cumbia. Obviamente la energía de las canciones puede variar, porque siempre van a ser un reflejo de lo que voy viviendo, pero el sonido seguirá siendo electrónic­o.

“Nunca tuve prejuicios con los sellos”, reafirma, además de deslizar que no trabajará con su productor histórico Cristián Heyne, en su próximo disco. “Ellos (Sony) no están buscando que me transforme; no es que vaya a salir con unos tacones gigantes al escenario”.

¿Hay opción de que vuelva a trabajar con Cristián Heyne, quien ha producido todos sus discos?

Puede ser una opción. También es bueno cambiar de mano, probar cosas nuevas. Puede ser una posibilida­d, pero también tengo muchas otras para probar sonidos distintos, es bueno cumplir etapas en la vida, puede que sea un buen momento para eso.

“La idea es este mes ya cerrar las canciones y en julio entrar a grabar (...) mis maquetas ya dicen mucho de lo que será el resultado final”.

Sería la primera vez que trabaja un álbum sin él.

Sí, también puede que lo haga con varios productore­s. O hacer dupletas. Lo que hago es tan solitario que me gustaría combinar gente que he conocido en mi carrera. Es un buen momento para hacer un cambio en todo sentido. Realmente “otra era”.

En esta nueva era, ¿le gustaría volver al Festival de Viña?

Obvio, me encantaría. En Viña aprendí demasiado, a hablar bien con los periodista­s, a comunicarm­e con un público más grande y también a que tengo un espacio ahí. Me tocó un día con reggaetone­ros y la gente me escuchó. Es un escenario con una carga potente y, como representa­nte de la libertad de las mujeres, me encantaría volver. Y no tendría problema en tocar de nuevo con los reggaetone­ros, porque es un desafío.b

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FOTO: JUAN QUEIROLO La artista con el look que promociona su actual discográfi­ca.

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