Aerolíneas promocionan las nuevas tarifas como una victoria para la elección del consumidor.
Están dirigidos a viajeros para quienes el precio es más importante que la comodidad, pues tienen muchas restricciones.
no hay posibilidad de cambios o mejoras (en United Continental Holdings, incluso, no hay derecho al compartimento superior para el equipaje de mano).
Repudios
Como era de suponer, la categoría económica básica ha sido repudiada como una nueva medida en el impulso implacable del sector aéreo de despojar de toda comodidad y gracia de la clase más barata. Pero hay un truco aquí: esta consternación pasa por alto un cambio mucho más insidioso; al tiempo que agregaron estas nuevas tarifas de oferta ultra bajas, las aerolíneas también encarecieron los precios de las plazas económicas tradicionales. ¿La estrategia? Si un consumidor ve que hay una clase incluso más baja, pagará un poco más por el siguiente nivel.
En otras palabras, aquí es donde una regla básica de venta al por menor llega a los vuelos.
Como las listas de vinos de restaurante han demostrado durante décadas, la mayoría de la gente evita los extremos de precios. Las botellas más baratas son automáticamente sospechosas. ¿Es una bazofia? ¿Qué piensan mis compañeros? A la vez, las cosechas más costosas son a menudo obscenamente inasequibles, casos obvios de precios extremos.
Lo mismo ocurre ahora con las tarifas aéreas. American Airlines dijo que aproximadamente la mitad de los compradores en sus mercados de prueba iniciales pasan de la tarifa básica más baja a la económica más cara, mientras que United dijo que entre un 60 y un 70 por ciento de sus compradores eligen la clase económica estándar (y vale la pena señalar que la tarifa básica de United tiene restricciones más onerosas que las de American y Delta).
Este cambio en los precios repre-