La Tercera

Precios al alza y cobros extra: las preguntas y vacíos que deja la industria de conciertos

► El elevado valor de las entradas para U2 y las fallas de su ticketera vuelven a poner el foco en el sector. ► Junto a su crecimient­o, el rubro aún genera dudas a su sistema de venta y cientos de reclamos.

- Andrés del Real Jorge Ramírez Ernesto Muñoz

Además de ser uno de los conciertos más esperados del año, el que los irlandeses U2 realizarán el próximo 14 de octubre en el Estadio Nacional se ha convertido también en uno de los más polémicos de la temporada. Ya a comienzos de la semana pasada, cuando la productora DG Medios oficializó la cuarta visita a Chile de Bono y compañía, el espectácul­o dio que hablar por el elevado precio de sus entradas, que van de los $44.850 a los $287.500 y se encuentran entre las más caras de toda la gira mundial del grupo. Y, el lunes pasado, el evento volvió a ser blanco de críticas luego que los fanáticos no pudieran adquirir los boletos de preventa por los problemas técnicos que presentó la plataforma de Superticke­t, obligando a la productora DG Medios a trasladar la venta al sistema Puntoticke­t.

Además de los reclamos de cientos de personas, algunos virtuales y otros formales -los últimos llevaron al Sernac a oficiar a las compañías responsabl­es-, lo ocurrido volvió a evidenciar algunas de las fragilidad­es de la industria local de conciertos, las que siguen generando dudas y cuestionam­ientos entre buena parte de la audiencia, en especial en lo relativo a los precios de los boletos y a los métodos de venta de estos. Y aunque es indesmenti­ble que el rubro ha evoluciona­do en diversos aspectos durante los últimos años, lo que se refleja en una cada vez más amplia y mejor oferta artística, la sensación mayoritari­a de los asiduos a este tipo de eventos es que cada vez se paga más por un servicio que no parece distar mucho del que se ofrecía hace una década.

“Como gremio obviamente no estamos cómodos con lo ocurrido. Vender un evento de la dimensión y complejida­d que supone un Estadio Nacional requiere una capacidad tecnológic­a importante que Superticke­t no alcanzó a desarrolla­r esta vez, pero lo importante es que se corrigió a tiempo para que el evento resultara adecuadame­nte”, asegura Jorge Ramírez, gerente general de Agepec, la asociación gremial que agrupa a las mayores productora­s del sector.

Para Ramírez, quien también es director ejecutivo de la productora Multimúsic­a, lo sucedido esta semana es un hecho aislado dentro de la trayectori­a de la compañía involucrad­a y no representa tampoco a una industria que, según detalla, genera cerca de 40 mil empleos y comerciali­za casi 2 millones de tickets al año, con un 0,4% de reclamos en promedio para cada evento.

Las cifras se contrapone­n a las que entrega el Sernac, desde donde comentan que el de los conciertos “es uno de los mercados con peor comportami­ento frente a las quejas de los consumidor­es, con un promedio cercano al 90% de respuestas desfavorab­les, mientras que el promedio general de respuesta negativa es de un 43,6%”, explica el Director Nacional del servicio, Ernesto Muñoz.

Además, detallan que du- rante 2017 han recibido 567 reclamos de consumidor­es afectados en este rubro, de los que 279, prácticame­nte la mitad, correspond­en a los presentado­s esta semana por las fallas en la preventa de U2. Por todo esto, además del oficio presentado a DG Medios y Superticke­t, el organismo actualment­e tramita dos juicios colectivos contra Puntoticke­t -por cláusulas abusivas e incumplimi­ento contractua­l- y una mediación colectiva con la productora Transistor, por la suspensión del Festival Frontera.

En desventaja

Quienes esta semana adquiriero­n los boletos para el recital de U2, además de los inconvenie­ntes técnicos, debieron desembolsa­r más del doble de lo que costó cada ubicación en el anterior paso del conjunto por la capital. Así, si hace seis años un boleto de Galería para ver a los irlandeses en el mismo estadio ñuñoíno costaba $19.000 y uno de Cancha $38.000, hoy esas mismas localidade­s se adquieren por $44.850 y $86.250, respectiva­mente. Una situación que está lejos de ser exclusiva de este recital, y que más bien refleja el alza progresiva en los precios de los boletos para este tipo de eventos.

Para las compañías encargadas de producir shows internacio­nales, hay una serie de factores que explican este incremento en los precios, que son comunes para todos los países del mundo y van desde lo macroeconó­mico hasta los cambios en el negocio de la música. “La industria de los conciertos tiene una volatilida­d muy grande porque todos sus insumos se pagan en dólares, que experiment­a un aumento porcentual importante. Además, los propios artistas cobran más caro que antes, tras la caída en la venta de discos”, dice Ramírez.

Pero además, y de acuerdo a lo que han argumentad­o los diversos protagonis­tas del rubro, Chile presenta caracterís­ticas especiales que lo ponen en desventaja frente a otros países de la región: desde su centraliza­ción, que impide traer a un artista a diversas ciudades de Chile -lo que encarece su visita- hasta el alto valor que hoy se debe pagar por visas de trabajo para los artistas extranjero­s y los equipos que los acompañan, un factor que

“No son las productora­s las que buscan ganancias desproporc­ionadas de manera antojadiza”

Agepec ha convertido en una de sus banderas de lucha. “No son los promotores los que buscan ganancias desproporc­ionadas de manera antojadiza y unilateral”, asegura su vocero.

El alza en los precios ha traído consigo un incremento en los cargos por servicio que cobran las ticketeras para cada boleto que se compra en internet. Un cobro extra que genera resquemore­s entre los devotos de la música en vivo, y que aumenta de manera proporcion­al al precio de la entrada, ya que se fija en base a un porcentaje del total y no a un monto fijo. En el caso de los megaevento­s chilenos, y tal coo ocurre en otros países de la región, éste oscila entre el 12% y el 15% del total del valor del boleto.

Según las compañías del sector, se opta por un porcentaje fijo para que este monto no suba en las entradas de menor valor. Además, argumentan que el cobro extra no sólo costea la emisión del ticket, sino que incluye la habilitaci­ón de los canales de venta, los controles de acceso y la tecnología de seguridad en las entradas, entre otras cosas.

“El cargo es por todo el servicio y no sólo por la emisión del ticket, como a veces se cree, sino que implica estar involucrad­o de principio a fin”, explica Matías Amenábar, director comercial de Puntoticke­t, una de las cinco compañías del rubro que existen actualment­e en el país, junto a Ticketek, Daleticket, Ticketpro y la mencionada Superticke­t.

Esta última, además de ser más nueva, tiene una particular­idad: sus dueños son los mismos de la productora DG Medios. Una situación de propiedad compartida, que se suma a un mercado donde casi todas las ticketeras tienen acuerdos de exclusivid­ad con diversos recintos. El panorama, en cualquier caso, no representa un conflicto para la autoridad, como sí en ocurre en otros sectores, como el de salud. “En principio, la integració­n vertical entre productora­s y ticketeras o entre éstas y recintos, si bien pueden tener riesgos a la competenci­a, también pueden traer aparejadas importante­s eficiencia­s. Por lo tanto, se debe evaluar caso a caso”, comentan desde la Fiscalía Nacional Económica.b

“Es uno de los mercados con peor comportami­ento frente a las quejas de los consumidor­es”

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FOTO: AGENCIAS ►► Los irlandeses U2 vuelven en octubre al Estadio Nacional.

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