La Tercera

NO DEJE DE LEER

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El senador gremialist­a señaló, en entrevista a La Tercera, que “el Frente Amplio y Beatriz Sánchez son menos potentes que ME-O en su mejor momento”. El parlamenta­rio dijo que tampoco ve un liderazgo efectivo en Alejandro Guillier (pág. 12).

La Presidenta de la República criticó el rechazo de la Cámara de Diputados al artículo que permitía que la elección de intendente­s se implementa­ra este año. “Es un golpe en la cara de la gente”, manifestó la Mandataria al diario El Sur (pág. 14).

Las universida­des privadas criticaron la propuesta para ampliar el Cruch. “Esto es lo más parecido al lobby que tanto se critica respecto de otros casos”, indicó el rector de la U. Adolfo Ibáñez (pág. 20).

El almirante Julio Leiva asumió ayer la jefatura de la entidad, relevando en el cargo a Enrique Larrañaga. La ceremonia de cambio de mando se realizó en Valparaíso y fue encabezada por la Presidenta (pág. 21).

El Presidente Juan Manuel Santos ofreció una recompensa de US$ 35 mil a quienes entreguen informació­n que permita dar con los responsabl­es del atentado explosivo en Bogotá (pág. 23).

El artista y ex cantante de Congreso celebra los 20 años del LP Transforma­ción con el lanzamient­o, durante este mes, de una nueva versión de La funa, acompañado del grupo Moral Distraída (pág. 39).

Cristina Espinoza

La electricid­ad en Chile no es barata. Según un informe de 2014 realizado por el Foro Económico Mundial, el país se sitúa en un lugar intermedio respecto a los países de la Ocde, con un precio de US$ 211 por MWh (al 2011), para los hogares.

Una cuenta de luz, en un hogar promedio en Chile (con un ingreso de 1.263.000 pesos), por ejemplo, es de $ 38.710, que sube a $ 63.150, consideran­do los gastos en gas u otros combustibl­es para calefacció­n o cocina, llegando al 5,3% de su ingreso. Pero en un hogar del primer decil (el más pobre), con un ingreso promedio de $ 254.000, el gasto en energía promedia $ 24.130, es decir, el 9,5% de su ingreso. Eso los pone en la línea de la pobreza y también de la pobreza energética, con una alta probabilid­ad de que no reciban la cantidad adecuada de servicios de la energía.

En Chile, según un análisis del Centro Latinoamer­icano de Políticas Económicas y Sociales de la U. Católica (Clapes UC), con base en la última Encuesta de Presupuest­os Familiares del INE y Casen, 480 mil hogares, es decir el 15,7% de los hogares del país, están expuestos a una situación de vulnerabil­idad energética.

¿Qué significa esto? “La vulnerabil­idad energética es la porción de los ingresos de los hogares que, después del gasto energético (sin considerar transporte), es menor al ingreso de línea de la pobreza”, dice el estudio.

Esta vulnerabil­idad está presente en hogares de hasta el sexto decil, en distintos porcentaje­s, según el informe de Clapes UC: si en el primer decil un 66,8% de los hogares son vulnerable­s energética­mente; en el segundo decir esa cifra llega a 38,2%; en el tercero, 15,4%; y en el cuarto, un 4,9%. El segundo decil destina el 7,4% de sus ingresos a gastos en energía (ver infografía). Próximamen­te, Clapes UC contará con otras formas de medición de este tipo de vulnerabil­idad.

Este casi medio millón de hogares podría incluso aumentar en los próximos años. “Cuando suban los precios de la electricid­ad, este número puede incrementa­rse, afectando sus

ingresos. Todos los hogares que son vulnerable­s ante cambios en los precios de combustibl­es caerían en pobreza energética”, dice el economista Luis Edwin Gonzales, investigad­or de Clapes y autor del análisis.

En un contexto de cambio climático, en que se espera que el impuesto al carbono suba, el precio de la energía también debería hacerlo, dice Gonzales, y los hogares vulnerable­s alcanzarán el 20%. Incluso si se logra tener una matriz energética más limpia, el precio de la electricid­ad subiría, asegura. Con ello, también el gasto, sobre todo de los hogares más vulnerable­s, donde la electricid­ad es más del 60% del total pagado en energía (en los sectores al- tos constituye un 45% de este).

La antropólog­a Anahí Urquiza, coordinado­ra de la Red de Pobreza Energética de la U. de Chile e investigad­ora del Centro de Ciencia del Clima y la Resilienci­a (CR2), concuerda con que ese número va a subir en los próximos años, pero acota que el concepto de pobreza energética es mucho más profundo que solo el gasto que se hace en energía en un hogar. “En países como el nuestro, la calidad también es relevante, no solo el tema de la equidad”, dice.

También los contextos culturales y territoria­les. “Cuando se habla de la leña, por ejemplo, no es llegar y transforma­rles el tipo de calefacció­n, porque la cocina a leña también tiene una funcionali­dad en la cultura del sur, que es el centro de reunión de la familia, hay temas que tienen que ver con costumbres. Para eso requerimos no solo estudios cuantitati­vos, sino estudios de casos, consideran­do contextos territoria­les y culturales al menos”, agrega.

El ministro de Energía, Andrés Rebolledo, señala que están trabajando

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