La Tercera

¿Daño colateral?

- Andrés Chadwick Presidente Fundación Avanza Chile

LA TARDE del 1 de abril de 1991, a la salida del Campus Oriente de la UC, fue acribillad­o el senador Jaime Guzmán. Era mi amigo, el fundador de la UDI y un indiscutid­o líder de la oposición. Sin duda, su asesinato fue un crimen político, de carácter terrorista, que tuvo como propósito obstaculiz­ar y entorpecer el proceso de reinstalac­ión de la democracia en Chile. Tras su muerte no hemos tenido otras víctimas de la violencia política extremista.

Después de 26 años, fueron detenidos dos miembros del FPMR que estaban en el Campus Oriente ese 1 de abril. En México cayó Raúl Escobar Poblete, uno de los autores de los 12 disparos que le quitaron la vida a Jaime. Nunca había estado preso y en su vida acumula un largo historial de crímenes y secuestros. En Chile, fue aprehendid­a su expareja, Marcela Mardones, quien hizo el seguimient­o pre- vio de las rutinas de Jaime para planificar el crimen y facilitó el escape de los frentistas ratificand­o, desde un paradero, que estaba dispuesto el vehículo para la huida. Por ello, fue sometida a proceso por el ministro Carroza por delito de atentado terrorista con resultado de muerte. Fueron más de 25 años de lucha y perseveran­cia, en que nunca nos dimos por vencidos, pese a las increíbles dificultad­es que enfrentó el caso y al paso del tiempo. Finalmente se ven frutos relevantes, gracias al trabajo de nuestra Justicia y la Policía.

Por eso, resultan incomprens­ibles y aberrantes los dichos del presidente del PC, Guillermo Teillier, quien calificó como “daño colateral” el asesinato de Jaime. Muestra una total falta de respeto por la vida humana y es legítimo preguntars­e si considera legítimo usar balas en democracia para asesinar a un parlamenta­rio que fue elegido por votación popular. De hecho, debió salir a correESTE girlo un diputado de su propio partido, Lautaro Carmona, para asegurar que este crimen “no tiene ninguna justificac­ión”. Lamentable­mente, la posición zigzaguean­te y contradict­oria del PC no es novedad, como quedó demostrado con el rechazo del Hugo Gutiérrez al proyecto de acuerdo de la Cámara de Diputados que solicitaba la extradició­n de Escobar Poblete, aunque en el caso de este diputado PC ya nada nos asombra. Postura en la que fue acompañado, sorprenden­temente, por Gabriel Boric.

La violencia política y los crímenes terrorista­s deben ser condenados siempre y con firmeza, sin medias tintas ni dubitacion­es. Por eso, hay silencios que no se pueden dejar pasar, como el del abanderado PS-PPD-PRPC, Alejandro Guillier, quien ha brillado por su ausencia, nuevamente, en un tema fundamenta­l. Quizás sigue pensando erróneamen­te como él mismo señaló hace semanasque los actos terrorista­s solo pueden ser cometidos por agentes del Estado.

Chile tiene hoy una paz y una democracia consolidad­as y entre todos debemos cuidarla. Por ello son tan importante­s los gestos y las actitudes, y en eso, ninguno de los que estamos en política podemos fallar.

Capítulo aparte -probableme­nte para otra columna- es el rol de Cuba como país que protegió a los miembros del FPMR que cometieron deleznable­s crímenes en Chile. Una prueba más de ello la dio Marcela Mardones, al admitir que vivió en la isla antes de radicarse en México.

Luego de 25 años se ven los frutos, por eso resultan aberrantes los dichos de Teillier, quien calificó como “daño colateral” el asesinato de Jaime.

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