Centralización y culturas locales
Señor director:
Uno de los principales desafíos que tiene nuestro país es la extrema centralización. Este tema tuvo su último gran avance con el proceso de reforma administrativa de 1976, al reconfigurar nuestro territorio permitiendo avances importantes. Sin embargo, es un problema cultural del cual no podemos estar ajenos con campañas como “La Ruta de la Marraqueta”. El “Pan Batido”, “Francés” o “Marraqueta” recibe su denominación por tradición e identidad local, con una carga simbólica que no puede pasar desapercibida ante la iniciativa mercantilista y monopólica de tratar de imponer un concepto a nivel nacional.
Cuando se habla de diversidad, tolerancia y respeto pocas veces se señala la importancia del vocablo local y su aporte al sentido de pertenencia a la nación, al patrimonio intangible y a la generación de lazo con nuestra historia local. Es por esto que las cosas no son tan simples. Una cultura de la centralización es tan peligrosa como su carencia a nivel de gestión pública.