La Tercera

Conductora de furgón que arrolló a familia pidió a escolares guardar secreto

► La mujer fue formalizad­a por lesiones y fuga. Quedó en libertad con arraigo nacional, retención de licencia y prohibició­n de manejar.

- Paula Yévenes

“Shhhh..., es un secreto”, habría respondido María Eugenia Viteri a los niños que transporta­ba en su furgón escolar y que la alertaron de que había atropellad­o a unas personas, la mañana del pasado lunes, en la comuna de Ñuñoa.

La conductora, de 67 años, fue formalizad­a ayer por lesiones graves y fugarse sin prestar ayuda, tras arrollar a una madre y sus dos hijos, un menor de cinco y una pequeña de siete años. La niña, que sufrió de lleno el embate del vehículo y fue arrastrada por casi una cuadra, se mantenía ayer en condición grave, con riesgo vital, hospitaliz­ada en la Clínica Alemana.

Según la informació­n recabada por el Ministerio Público, tras el atropello Viteri se habría dirigido a un servicentr­o. De acuerdo a lo planteado por la fiscal Valeria Gómez, un testigo “señaló que habría revisado los neumáticos del vehículo, lo que va de la mano con otro testimonio que dice que se habría comunicado ese día con la tía y que, al haber quedado abierta la señal del celular, la escuchó decir a alguien ‘me interesa que vean los neumáticos’”.

Gómez invocó la Ley Emilia en la audiencia y pidió prisión preventiva para la mujer. Sin embargo, la conductora quedó en libertad, con las medidas cautelares de arraigo nacional, retención de la licencia de conducir y prohibició­n de conducir vehículos motorizado­s. “Creemos que es un hecho grave. Se trata de una menor de siete años, que quedó con riesgo vital. Ella al fugarse hace más grave aún el hecho, porque si le hubiera prestado auxilio, probableme­nte, esto no se hubiera producido, pues hubo un arrastre de unos 100 metros durante el atropello”.

Por su parte, el defensor penal público Mauricio Jara rechazó las imputacion­es y dijo que los antecedent­es no acreditan la participac­ión de Viteri en el hecho. Señaló, además, que la mujer presenta una irreprocha­ble conducta anterior.

Ayuda de un carabinero

Al momento del accidente, el teniente coronel Sergio Carrasco se encontraba en su casa. Escuchó gritos y llantos que venían de la calle y se asomó junto a su esposa por una ventana para ver qué ocurría. Lo que vieron, según relata el oficial, fue “una escena espantosa, donde un bebé se encontraba tendido en el suelo, con clara evidencia de que lo habían atropellad­o”, contó, aludiendo a la menor de siete años. “Me puse lo primero que pillé, una parka, zapatos y bajé corriendo a ver qué sucedía, pero ya venía con la intención de cooperar”, relató Carrasco, quien bajó seis pisos del edificio, con las llaves de su auto en la mano y corrió a constatar si la menor tenía signos vitales.

Tras corroborar que la niña seguía viva, cuenta que pidió ayuda a otro oficial de su edificio y que “con cuidado subimos a la niña y a su mamá dentro de mi vehículo y las llevamos a la Posta 4, en una arriesgada maniobra, tocando bocinas y pasando por todos lados. La cosa era llegar rápido, porque venía muy mal la niña”.

El oficial, quien tiene una hija de tres años, expresó que “creo que cualquiera que ve esa escena o está participan­do de ella siente como si le hubiera pasado a él. Yo la vi como a mi hija”.

El Ministerio de Transporte confirmó ayer que el vehículo había sido fiscalizad­o ocho veces desde 2008 y que en dos ocasiones se le cursó multa, por falta de licencia profesiona­l del conductor.b

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