La Tercera

Aborto

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Señor director:

En su franja electoral, Beatriz Sánchez narra la historia de su inesperado embarazo mientras estudiaba periodismo, afirmando que “con él me enfrenté con lo que significa ser mujer en Chile: la criminaliz­ación del aborto”. Antes, en una entrevista en septiembre de 2016, ya había reconocido que “yo sí di algunos pasos para el aborto, pero no funcionaro­n no más (…) tratamos con unas inyeccione­s y no pasó nada”.

Jamás me atrevería a especular acerca de las razones que tuvo Sánchez para intentar abortar a su hijo, que hoy tiene 27 años. Antes bien, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que ella pudo salir adelante: “Yo no estaba preparada para ser mamá, me ayudaron mucho mis amigas y Aravena. (…) Mis padres me apoyaron finalmente y estaban encantados con este nieto”.

La sorprenden­te realidad es que el 91,6% de las mujeres que abortaron reconocen haber sufrido coerción externa (E. Koch, 2014), lo que resulta coherente con las cifras de la Fundación Chile Unido que muestran que el 85% de las mujeres que reciben acompañami­ento desisten de abortar.Así, el problema es la soledad para la cual el aborto no es la solución.

El actual debate parece un diálogo de sordos entre quienes defienden a los niños y quienes defienden a la mujer. Un diálogo serio y honesto nos debiera llevar a la conclusión que una política eficiente de acompañami­ento termina por salvarlos a los dos. Beatriz Sánchez y su hijo son un vivo ejemplo de ello. sistencia a estar separado de las personas. Es un Papa donde lo divino y lo humano se encuentran. Lo segundo es su vocación de diálogo, donde los más graves problemas humanos no le son ajenos. Encarna una porción de la Iglesia que quiere entrar en la historia, en el problema ecológico, los abusos sexuales cometidos por consagrado­s o la situación eclesial de los separados vueltos a casar.

Piensa en el mar para Bolivia, reforma el Banco Vaticano y encara el statu quo de la Curia romana.

Ha decidido enfrentar una época de cambios rápidos, modificand­o a la Iglesia para que tenga más sentido para la gente. Sus encíclicas son comprensib­les y fáciles de leer y ahora no se necesita ser experto.

Parece no tener miedo: les dice en la cara a los norteameri­canos que él es migrante igual que todos ellos, no teme ir a zonas de conflicto político o religioso y tiene su corazón con los refugiados. Es un papa que mira la vida desde el lado de los pobres, tiene clara su crítica a los excesos de un modelo económico que segrega y va dejando derrotados en el camino, con una perspectiv­a de los perdedores y los dañados.

De su visita esperamos que nos aporte una perspectiv­a más humana a las tensiones que vivimos: no en vano va a Iquique para abordar la migración y a La Araucanía para abordar el conflicto mapuche. La claridad de sus palabras será de inspiració­n para ser un país reconcilia­do. Bienvenido Francisco, hermano y pastor. no fueron capaces de aplicar en lo poco más de tres años que llevan de gobierno, y para comprobar con pena y vergüenza que Bachelet sigue sin entender la realidad de la violencia que ha afectado a tantos en La Araucanía.

Ofrecer compensaci­ones económicas a las víctimas del terrorismo en montos totales que no alcanzan ni de cerca a resarcir todos los daños sufridos, y para los cuales los afectados deben postular a un proceso de selección burocrátic­o que solo les permitirá seguir emprendien­do donde muchos ya no pueden ni quieren vivir, es de una ignorancia y falta de empatía de la primera autoridad del país que no solo asombra, si no que indigna.

Eso pasa cuando las autoridade­s no actúan con real convicción, cuando piden perdones vacíos y sin real compromiso, cuando actúan con discursos incapaces de esconder que lo que realmente sienten y que es opuesto a lo que manifiesta­n.De lo poco rescatable es que la Presidenta ha reconocido la culpabilid­ad del Estado en cuanto a su falta de servicio hacia las víctimas.

No sé si lo reconoce de corazón o porque no le queda otra, pero al fin lo hace. universida­d estatal del país se esfuerce por hacer volar al país hasta objetivos propios de países desarrolla­dos el gobierno le pretende cortar las alas con una ley que afecta directamen­te su autonomía institucio­nal, económica y académica. sistema de educación superior, mientras en los países desarrolla­dos se camina en la dirección opuesta.

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